23 de Julio de 2015
Jueves de la Décimo Sexta Semana Durante el Año
Lecturas:
Éxodo 19, 1-2. 9-11. 16-20 / Salmo Dn 3, 52-56 ¡Gloria y honra a ti,
Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 10-17
Los discípulos se acercaron a
Jesús y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?»
El les respondió: «A ustedes
se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos
no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero
al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de
parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se
cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
"Por más que oigan,
no comprenderán,
por más que vean, no
conocerán.
Porque el corazón de este
pueblo se ha endurecido,
tienen tapados sus oídos y
han cerrado sus ojos,
para que sus ojos no vean,
y sus oídos no oigan,
y su corazón no comprenda,
y no se conviertan, y Yo
no los sane".
Felices, en cambio, los ojos
de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos
profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que
ustedes oyen, y no lo oyeron.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Mucho más
jóvenes comentábamos evangelios como este… y no nos sentíamos felices.
Probablemente
quien nos guiaba nos lo presentaba como una carga: “ustedes, que han recibido
tanto del Señor tienen más responsabilidad que otros con respecto a la
Palabra”.
Hay que
cuidar de no caer en eso mismo nosotros. Esa sí, sin duda es nuestra
responsabilidad: si alguien nos siente “más cercanos” a Dios, va a tomar muy en
serio lo que le digamos al respecto.
Hay que
recordar que Evangelio significa Buena Noticia o noticia alegre y si produce
agobio, no traerá felicidad.
Que
ayudemos a que sean felices los ojos y oídos de quienes se encuentran con tu
Palabra, Señor, siendo, en primer lugar felices nosotros con ella. Así sea.
Intentando, con Paz,
Amor y Alegría, de llenar nuestra vida de actitudes misericordiosas hacia los
demás, siguiendo el ejemplo del Señor,
Miguel
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