viernes, 30 de enero de 2015

Nosotros –lo que hacemos y decimos- somos semillas del Reino



30 de enero de 2015
Viernes de la Tercera Semana del Tiempo Común

Lecturas:
Hebreos  10, 32-39 / Salmo  36, 3-6. 23-24. 39-40 La salvación de los justos viene del Señor

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   4, 26-34
    Jesús decía a la multitud:
    «El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.»
    También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra.»
    Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Siempre recordando que estos son los primeros tramos del evangelio en la versión de Marcos, vemos que, después de que presentó a Jesús, en los inicios de su misión, proclamando: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca» (Mc 1,15), recién en esta ocasión el Maestro intenta alumbrar qué es o cómo funciona ese Reino.

Y lo hace por medio de parábolas, especie de metáforas poéticas que van dando una idea de esta realidad que vino a anunciarnos con sus palabras y su forma de vivirlo.
La primera, por ejemplo, indica que no hay que angustiarse por su desarrollo, ya que no depende de nuestras pobres fuerzas, sino del poder de Dios; nosotros somos llamados a poner la semilla (nuestras manos, labios y corazón) y ésta, sumada a la de muchos/as otros/as, va haciendo germinar y crecer una humanidad más integrada, más plenamente vivida en la gran comunidad humana, es decir, más Reino de Dios, según las señales que nos dio y nos sigue dando Jesús.

Que nuestras palabras y, sobre todo, nuestras acciones, sean semillas que germinen en una humanidad más solidaria y afectuosa, como nos la enseñaste, Señor. Así sea.

Con la felicidad de saber que se ha cumplido el tiempo para vivir la Paz, el Amor y la Alegría del Reino de Dios,
Miguel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Saber dar frutos que hacen bien

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 2 de Marzo de 2025                                ...