viernes, 24 de mayo de 2013

¿Cuántas de nuestras obras responden a nuestra dureza de corazón y cuáles al plan que desde el principio tenía el Creador?


24 de mayo de 2013
Viernes de la Séptima Semana del Tiempo Durante el Año

Lecturas:
Eclesiástico 6, 5-17 / Salmo 118, 12. 16. 18. 27. 34-35 ¡Condúceme por la senda de tus mandamientos, Señor!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos    10, 1-12
    Jesús fue a la región de Judea y al otro lado el Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.
    Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?.»
    Él les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?.»
    Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella.»
    Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, "Dios los hizo varón y mujer". "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne". De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.»
    Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
    Él les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Una vez más, Jesús, que ha venido a ser signo de contradicción (cf Lc 2,34), es intentado poner a prueba. Pero él, con la serenidad de quien está en sintonía fina con el Padre Dios, pone a sus adversarios, personas incuestionablemente religiosas, ante las escrituras sagradas: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?». Ante la correcta respuesta, a continuación los lleva a ponerse en el contexto de lo que querría el Señor ante la situación planteada.
Sería bueno preguntarnos a veces, muchas veces, y mejor si es siempre: de las obras que realizamos, ¿cuántas responden a nuestra dureza de corazón y cuáles al plan que desde el principio tenía el Creador?.
Después de la reflexión, si queremos ser honestos con nuestras creencias, debiésemos permitir que «el que te aconseja, sea uno entre mil» (1L): el Señor, que ilumina la conciencia, para que podamos sentir y decir: «Mi alegría está en tus preceptos: no me olvidaré de tu palabra» (Sal).

Señor, que eres nuestra luz y salvación, no te canses de alimentar nuestra sabiduría, para que encontremos el sentido que tu Espíritu nos inspira en las distintas decisiones que nos corresponde tomar día a día. Así sea.

Llenos del Espíritu Santo, a construir el Reino de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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