jueves, 23 de mayo de 2013

De esa manera se nota que somos imagen y semejanza de Dios, que es Comunidad de Amor


PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
26 de mayo de 2013
SANTÍSIMA TRINIDAD

Lecturas:
Proverbios 8, 22-31 / Salmo 8, 4-9 ¡Señor, nuestro Dios, que admirable es tu Nombre en toda la tierra! / Romanos 5, 1-5

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    16, 12-15
Jesús dijo a sus discípulos:
«Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
La relación de amor de Dios por la humanidad iría comprendiéndose progresivamente. Debíamos primero ver al Resucitado, definitivo vencedor de la muerte, y después que sucediera que «cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad» (Ev), para que, finalmente, pudiésemos entender que «justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo […] Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado» (2L). Es el gozo que consiste en experimentar que Dios siente que «mi delicia era estar con los hijos de los hombres» (1L), por lo que nos nace preguntarnos «¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?» (Sal). Y, después, buscar responder convenientemente a esa preocupación cariñosa de nuestro Dios, Uno y Trino, derramando, a nuestra vez, ese amor en los demás.
Recientemente el Papa afirmó que, a nivel mundial, existe “la dictadura de la economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” que “reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor aún, el ser humano es considerado hoy como un bien en sí que se puede utilizar y luego desechar […] En este contexto, la solidaridad, que es el tesoro de los pobres, se considera a menudo contraproducente, contraria a la racionalidad financiera y económica. […] El afán de poder y de poseer se ha vuelto sin límites” (discurso a embajadores, 16/04/2013).
Cuando nuestro Maestro nos dice que el Espíritu «les anunciará lo que irá sucediendo», no habla de futurología, sino que entre sus funciones está el mostrarnos cómo se aplican sus enseñanzas en cada momento de nuestra historia.
Y en esta época cruel que describe el hermano obispo de Roma, los hijos de este Dios comunidad, debemos entender que, de esa manera, no se está haciendo presente su Reino, ese que es manifestación de la voluntad del Padre; ese por el que se jugó Jesús; ese que hace posible la fuerza del Espíritu Santo en nosotros; y, por lo tanto, hay que poner nuestras capacidades y talentos, los que hemos recibido de él, al servicio de revertir esta tendencia.
Algunos se organizarán para influir en lo colectivo, pero todos somos impulsados a realizar relaciones más humanas entre nosotros, donde esté en primer lugar, no el individualismo egoísta al que no le importa la injusticia y la pobreza que sufren otros, sino, “el tesoro de los pobres”: la solidaridad, reflejo de la vida de nuestro Dios-Comunidad o familia, formada por tres personas diferentes en perfecta unión de amor, un amor que se desborda para darse a la humanidad.
Las consecuencias de esto son:
Primero, que nuestro caminar no se hace aislado, porque ser cristiano es vivir la fe junto a otros; segundo, que, como esos otros son y deben ser distintos, hay que crecer en la acogida de las diferencias, aprendiendo a complementar los dones de cada cual; y tercero, que todo lo anterior sólo sirve si les sirve a los demás, porque si Dios nos llena de amor y de talentos es para que sean difundidos a través del servicio,  el cariño y el compromiso con cada uno de los que pasa por nuestro lado y de los que conviven con nosotros.
De esa manera se nota que somos imagen y semejanza suya.

Muchas veces damos la impresión, Señor, de que aún no logramos comprender lo que tenías que decirnos, pese a que tu Espíritu está ahí para guiarnos. Que venzamos los obstáculos que nos ciegan y nos bloquean en el caminar hacia el Reino del Padre. Así sea.

Habitados por el Dios-Comunidad para llenar el mundo de su Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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