viernes, 17 de mayo de 2013

Él tiene más fe en nuestras capacidades que nosotros mismos


17 de mayo de 2013
Viernes de la Séptima Semana de Pascua

Lecturas:
Hechos 25, 13-21 / Salmo 102, 1-2. 11-12. 19-20 El Señor puso su trono en el cielo

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?»
Él le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.»
Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras.»
De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Las dos primeras preguntas de Jesús eran acerca del amor hacia él de Pedro. Pero éste, reconociendo su debilidad, sólo le responde «tú sabes que te quiero». Entonces, en la tercera oportunidad, el Maestro, como poniéndose a la altura de lo que el pescador se siente capaz, esta última vez le pregunta: «¿me quieres?». Por eso, porque notó  la “rebaja” en la calidad del sentimiento que le pide, Pedro se entristece.
Esto nos recuerda que el Señor no nos pide más de lo que somos o nos creemos capaces. Pero, también, nos hace vislumbrar que él tiene más fe en nuestras capacidades que nosotros mismos.
A este humilde pescador, que en el momento de la prueba fue vencido por el temor (como
probablemente nos hubiese pasado igual a cada uno de nosotros), le da la responsabilidad de cuidar (apacentar) al rebaño del Buen Pastor en su nombre. ¿Tú hubieses confiado tamaña tarea a alguien con su “curriculum”?
Él también confía en lo que tu corazón es capaz de dar y te propone una tarea que te hará feliz haciendo felices a otros. Piensa un poco y probablemente recordarás más de una. Muchas veces tú sentirás que es muy grande para ti, pero si él te la ha confiado es porque sabe que puedes. ¿Verdad que es maravilloso en la forma de alentarnos?

«Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen» (Sal). Tememos, entre otras cosas, a no estar a la altura de todo tu amor por nosotros, Señor. Pero también nuestra alma rebosa de gozo por tantas muestras que nos das de amistad y cariño. Gracias, Señor.

Revestidos con la fuerza que viene de lo alto para convertirnos al Reino de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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