jueves, 9 de mayo de 2013

¿Se ha convertido nuestra tristeza en gozo?


9 de mayo de 2013
Jueves de la Sexta Semana de Pascua

Lecturas:
Hechos 18, 1-8 / Salmo 97, 1-4 El Señor reveló su victoria a los ojos de las naciones

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    16, 16-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver.» Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: "Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver"? ¿Y qué significa: "Yo me voy al Padre"?» Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir.»
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: "Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver".
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Nuestro mundo parece querer contar sólo malas noticias: da la sensación que el mal triunfa sin contrapeso y los cristianos, con las mejores intenciones, nos contagiamos en ese ambiente y se nos ensombrece el ánimo con tanto dolor. Pero, la buena noticia es que Jesús profetizó que «esa tristeza se convertirá en gozo».
Es que, los seguidores de Jesús, seguidores del Resucitado, sabemos que con esa acción, «El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones» (Sal), porque hemos recibido el anuncio de que Dios está del lado de los que sufren, hasta el punto de sufrir él mismo, y al derrotar definitivamente al terrible enemigo que es la muerte, venció todo lo que aqueja a la humanidad, de tal manera que muchos, desde entonces, «abrazaron la fe y se hicieron bautizar» (1L) y, al intentar honestamente ser fieles a su mensaje alegraron la vida de muchos más.
Hoy es necesario preguntarnos si nuestra vida efectivamente se caracteriza por el gozo. Si es así, significa que nuestra esperanza está fundada en el Señor, como corresponde; si no lo es, sería coherente buscar qué le falta a nuestra creencia para transformarse en fe en el Señor de la Vida que da paz, se transforma en amor y es el motivo de nuestra alegría.

Que descubramos siempre los motivos para el gozo, que tú nos regalas a diario y toda la vida, Señor. Así sea.

Habitados por Dios para transmitir una vida de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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