11 de enero de 2013
Lecturas:
I Juan 5, 5-13
/ Salmo 147, 12-15. 19-20 ¡Glorifica al Señor, Jerusalén!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 5, 12-16
Mientras Jesús estaba en una ciudad, se
presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le
rogó: «Señor, si quieres, puedes purificarme.»
Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Lo quiero, queda purificado.» Y al instante la lepra desapareció.
El le ordenó que no se lo dijera a nadie,
pero añadió: «Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la
ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.»
Su fama se extendía cada vez más y acudían
grandes multitudes para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Pero él
se retiraba a lugares desiertos para orar.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Damián de Molokai era un misionero que
voluntariamente se fue a vivir a la isla de ese nombre, lugar al que eran
relegados los enfermos de lepra. Sufrió la incomprensión de las autoridades y también
de algunos de quienes debían compartir sus creencias.
Pese a que pudo haberlo evitado, terminó
su vida contagiado por la enfermedad, ya que, desobedeciendo a sus superiores, «extendió la mano y tocó», acarició y acogió a
quienes pudo, sin dejarse vencer por el natural temor a la enfermedad, ya que «¿Quién es el que vence al mundo, sino el
que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (1L), muriendo en la misma
isla, tras convertir a muchos y reavivar la fe de otros tantos.
A través de una vida así, caracterizada
por un amor así, Dios «envía su mensaje a
la tierra, su palabra corre velozmente» (Sal) y muchos comprenden
que han sido beneficiados por la misericordia del Padre.
Héroe de la fe, se lo llegó a llamar, porque
vivió valientemente las enseñanzas de su Maestro. Cristiano es lo que era.
Señor, muéstranos siempre a los muchos
Damián que entre nosotros viven, trabajan y luchan contra las diferentes lepras
que afligen a nuestra sociedad, sin miedo, sino confiados en tu presencia y tu
amor.
Tratando de
estar atentos a las distintas manifestaciones de tu Paz, tu Amor y tu Alegría
para nosotros,
Miguel.
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