sábado, 15 de junio de 2013

Como nuevas criaturas, tener respeto por nuestra propia palabra

15 de junio de 2013
Sábado de la Décima Semana Durante el Año

Lecturas:
lI Corintios 5, 14-21 / Salmo 102, 1-4. 8-9. 11-12 El Señor es bondadoso y compasivo

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    5, 33-37
    Jesús dijo a sus discípulos:
    Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
    Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Decíamos ayer que otro nombre del amor al prójimo es “respeto”, en el contexto del matrimonio; hoy, también, pero por respeto por nuestra propia palabra, la que debiese ser –como era en tiempos de nuestros abuelos- más valiosa que una firma. Y, por cierto, también respetar a la otra persona a quien puede afectar nuestra falsedad.
Es que vivimos en una época llena de decires y poca reflexión; donde nadie se hace responsable por el contenido de lo que expresa. “A las palabras se las lleva el viento”, señala el aserto.
Por otro lado, «el que vive en Cristo es una nueva criatura» (1L). Entonces, los que hemos sido renovados por el bautismo y el amor misericordioso de Dios, tenemos a la mano su fuerza para ayudarnos a vencer cualquier dificultad, en esto y en lo que sea, porque «Él perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias» (Sal) y nada es imposible para Él (Lc 1,37).

Señor Jesús, Palabra definitiva del Padre, enséñanos a usar la nuestra para construir, para elevar y para confortar y a evitar cualquier situación que nos haga desvirtuarla. Así sea.

Invitados a ser instrumentos de la Paz, Amor y Alegría del Dios compasivo y servidor,
Miguel.


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