17 de junio de 2013
Lunes de la Undécima Semana Durante el Año
Lecturas:
lI Corintios 6, 1-10
/ Salmo 97, 1-4 ¡El Señor manifestó su victoria!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 38-42
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por
diente". Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al
contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale
también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica,
déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina
dos con él.
Da
al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Palabra del Señor.
MEDITACION
El
gran apóstol misionero, nos dice con fuerza: «los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios» (1L). ¿Cómo se recibe en
vano?
Esta
gracia nos llega en abundancia «por medio del conocimiento de Dios y de
Jesucristo, nuestro Señor. [que con] su poder divino […] nos ha concedido
gratuitamente todo lo necesario para la vida y la piedad, haciéndonos conocer a
aquel que nos llamó por la fuerza de su propia gloria. Gracias a ella, se nos
han concedido las más grandes y valiosas promesas, a fin de que ustedes lleguen
a participar de la naturaleza divina…» (2 Pe 1,2-4)
La
gracia y sus grandes y valiosas promesas nos sustentan para que no nos
resistamos a quien nos quiere dañar, sino a responder al mal con bien y a ser
generosos con los demás y sus necesidades, porque «¿de qué sirve si uno de
ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento
necesario, les dice: "Vayan en paz, caliéntense y coman", y no les da
lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada
de las obras, está completamente muerta» (Sant 2,15-17).
Si
tu fe no se muestra en obras concretas, como las mencionadas a modo de ejemplo,
has recibido en vano la gracia de Dios…
Permite,
buen Dios, que nuestras buenas obras muestren a los hermanos que «El Señor manifestó su victoria, reveló su
justicia a los ojos de las naciones» (Sal). Así sea.
Con la Paz, el Amor
y la Alegría de sabernos amados y perdonados por Dios,
Miguel.
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