28 de junio de 2013
Viernes de la Duodécima Semana Durante el Año
Lecturas:
Génesis 17, 1.
4-5. 9-10. 15-22 / Salmo 127, 1-5 ¡Feliz
el que teme al Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 8, 1-4
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces
un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes
purificarme.» Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda
purificado.» Y al instante quedó purificado de su lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarse al
sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de
testimonio.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Ayer
Jesús decía que no servía tratarlo con devoción, sino se cumplía con la
voluntad de su Padre, como hizo él. Es decir, instaba a quien quiera ser
seguidor suyo, a tener coherencia entre su forma de vivir y lo que dice o cree.
Hoy,
tenemos una muestra de que en él sí hay unidad de palabra y acción: quiere que
el leproso sea purificado y lo sana. Más aún, lo hace tocándolo, transmitiendo,
con ese gesto, la ternura de Dios por los que sufren.
El
Señor nos dice a nosotros este día «Yo
soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable» (1L), viviendo de acuerdo
a tu fe, regalando cariño de parte mía. Así «serás
feliz y todo te irá bien» (Sal) y contagiarás al mundo de la Buena
Noticia del Reino.
Porque
nos pides lo que sabes que somos capaces, aunque nos cueste creerlo; y, con
ello nos das la plenitud de vida, permitiendo que ésta se derrame en alegría
para los demás, gracias, Señor.
Con la Paz, el Amor
y la Alegría de confiar en que Él está al lado de quien asume las consecuencias
de serle fiel,
Miguel.
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