PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo
24 de Abril de 2022
Domingo de la Segunda Semana de Pascua
Lecturas de la Misa:
Hechos 5, 12-16 / Salmo 117, 2-4. 22-27 ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! / Apocalipsis 1, 9-13. 17-19
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-31
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes.» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.»
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!»
Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré.»
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.»
Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
Los apóstoles «solían congregarse unidos en un mismo espíritu» (1L) con la alegría y la confianza de quienes pueden afirmar «¡Hemos visto al Señor!» (Ev), entendiendo que Él «es Dios, y él nos ilumina» (Sal), y es aquel que les dice «Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre» (2L). Con esa fuerza y convicción fueron capaces de vencer todo tipo de dificultades para hacer crecer la fe a través de la historia y los tiempos.
Ya nada volvió a ser lo mismo.
Desde la Resurrección, no existe cerrojo impuesto por el temor que quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor no logren superar.
Desde la Resurrección, la paz ocupa un lugar privilegiado entre aquellos que tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor.
Desde la Resurrección, las dolorosas llagas de los sufrientes no paralizan, sino que impulsan la alegría de servirlos para todos quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor.
Desde la Resurrección, aquellos que tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor se sienten, se saben, enviados a aportar para vencer a las muertes que parecen dominar nuestro mundo.
Desde la Resurrección, el Espíritu de Dios es compañero y guía por los caminos de la construcción de la reconciliación para quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor.
Desde la Resurrección, quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor comprendieron mejor que es en y desde la comunidad donde se descubre y se da a conocer la Buena Noticia.
Desde la Resurrección, quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor descubren que las inevitables y necesarias dudas encuentran respuestas volviendo con los hermanos.
Desde la Resurrección, quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor aprenden a descubrir a su Dios y Señor donde gusta hacerse presente y donde dijo que se lo encontraría: entre pobres y sencillos.
Desde la Resurrección, se vive la bienaventuranza de creer sin haber visto al Resucitado, pero sí la acción resucitadora de quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor.
Desde la Resurrección, es posible que quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor, y también quienes quieran, puedan ver muchos signos del Resucitado presentes aún hoy.
Desde la Resurrección, se puede tener Vida (plena, buena, abundante) en su Nombre y, por lo tanto, vivir como quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor.
Desde la Resurrección, en consecuencia, es importante que quienes tienen fe en el Triunfo definitivo del Amor tengan gestos y palabras semejantes a las del Resucitado para los hombres y mujeres, sus hermanos de humanidad, si es que quieren dar testimonio creíble de su fe.
Que nos llenemos más de alegría para otros, más de paz para otros, más de amor para otros, más de gestos concretos, como signos de fe en tu Resurrección y en que sigues Vivo y actuando entre nosotros aún hoy, Señor. Auxílianos, auméntanos la fe y la coherencia. Así sea.
Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, que la Resurrección en la que decimos creer nos haga ser mejores seres humanos,
Miguel.
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