27 de abril de 2013
Santos Felipe y Santiago apóstoles
Lecturas:
I Corintios 15, 1-8
/ Salmo 18, 2-5 Resuena su eco por toda la tierra
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14, 6-14
Jesús dijo a Tomás:
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie
va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre.
Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.»
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y
eso nos basta.»
Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto
tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha
visto al Padre. ¿Cómo dices: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo
estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que digo no son mías: el Padre
que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está
en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará
también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo
haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Para
llegar a la realidad del Reino, ese que predicó entusiastamente Jesús, lo que
debiese ser motivo más que suficiente para interesarnos en cómo poder aportar a
su construcción; para eso, entonces, él mismo es «el Camino, la Verdad y la Vida». Es decir, hay que mirarlo a él; a
sus obras, como las llama; sus actitudes, su mirada compasiva, sus gestos
cariñosos y también aquellos de ira (y contra quienes dirige ésta), etc.
Por
cierto, después de eso, si somos de sus ovejas, intentar imitarlo en las
distintas situaciones que nos corresponda. Y, así, gracias al testimonio
valiente de sus discípulos, «resuena su eco por toda la tierra y su
lenguaje, hasta los confines del mundo» (Sal).
«Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer
día»
(1L). Guíanos, Señor, por tu Camino en la Verdad que lleva a
la Vida eterna, muriendo a todo lo que significa anti-Reino, para resucitar en
amor solidario al modo tuyo. Así sea.
Alabando con la
vida al Buen Pastor que regala Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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