jueves, 2 de enero de 2014

El misterio subversivo del Nacimiento de Dios

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
5 de enero de 2014
Epifanía del Señor

Lecturas:
Isaías 60, 1-6 / Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-13 ¡Pueblos de la tierra alaben al Señor! / Efesios 3, 2-6

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   2, 1-12
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.»
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judá,
ciertamente no eres la menor
entre las principales ciudades de Judá,
porque de ti surgirá un jefe
que será el Pastor de mi pueblo, Israel".»
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje.»
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.

MEDITACION
El «misterio de Cristo […] que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu» (2L), como todo lo que viene de Dios, fue manifestado en lo más humilde: de la pequeña Belén «surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel» (Ev), él será el mismo que «Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes» (Sal), y que antes será reconocido en un frágil recién nacido junto a su madre. Si logras captar lo profundo de esto «estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón» (1L) que habrá sido tocado por Dios.
El relato evangélico no dice que los magos fuesen reyes, tampoco menciona la cantidad de ellos. Hay mucho de tradición en lo que nos ha llegado de esta fiesta.
Pero, más allá del mito, lo realmente interesante, dado que es una enseñanza, es la pregunta y el lugar donde la hacen los extranjeros. Ellos llegan a la capital donde gobierna un soberano ilegítimo, y ahí preguntan por «el rey de los judíos que acaba de nacer». Es una pregunta subversiva. Es una pregunta valiente, porque es la que corresponde hacer y en el lugar que corresponde. Como cuando el Bautista osó –porque era necesario- hacerle ver al gobernante su conducta inapropiada. Y ya sabemos cómo le fue.
Sin embargo, a los cristianos de hoy en general –a veces con la excusa de la paz- normalmente todo lo que suene a “subversivo” nos paralogiza. Y así nos hacemos cómplices –por omisión- de las injusticias.
Uno que recientemente ha denunciado con claridad profética uno de los grandes males de nuestro tiempo ha sido Papa Francisco, al decir: “hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en
estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor.” (Evangelii Gaudium Nº 59). Por cosas como estas se lo ha llamado “marxista”, “populista” y otros epítetos que pretenden descalificar la claridad de su diagnóstico, el cual es plenamente concordante con el mensaje de Cristo.
Es que el seguidor de Jesús se parece más a estos magos (entiéndase sabios, no hechiceros) con la mirada puesta en el cielo, para buscar una señal que lo guíe hacia la verdad, y luego adoptando actitudes concretas una vez que la encuentran. Moleste a quien moleste.
En sentido contrario, el seguidor de Jesús no se parece a los “religiosos”, capaces de responder correctamente lo que dice la Biblia, pero incapaces de hacer algo al respecto con sus vidas. Menos aún se parece un discípulo de Jesús a un tirano sanguinario y tramposo como Herodes, ni, por extensión, cualquiera que abusa del poder, sin importar la cantidad y el tipo que se tenga.

Danos, Señor, el espíritu de los visitantes de Oriente, inquietos buscadores de tus señales, capaces de reconocerlas en signos simples como una estrella o el nacimiento de un niño y de cambiar la vida (“no volver por donde habíamos llegado”) una vez que te encontramos. Así sea.

Tratando de ayudar a descubrir al Dios de la Paz, el Amor y la Alegría que se manifiesta en lo pequeño,

Miguel.

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