18 de mayo de 2013
Sábado de la Séptima Semana de Pascua
Lecturas:
Hechos 28,16-20.
30-31 / Salmo 10, 4-7 Los buenos
verán tu rostro, Señor
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 21, 20-25
En aquel tiempo Pedro, volviéndose, vio que
lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se
había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el
que te va a entregar?".
Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús:
"Señor, ¿y qué será de este?".
Jesús le respondió: "Si yo quiero que él
quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme".
Entonces se divulgó entre los hermanos el
rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro:
"El no morirá", sino: "Si yo quiero que él quede hasta mi
venida, ¿qué te importa?".
Este mismo discípulo es el que da testimonio
de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es
verdadero.
Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se
las relata detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener
los libros que se escribirían.
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Acaso
no es cierto que, en lo que respecta a la vida de fe, más de una vez
preguntamos, como Pedro: «Señor, ¿y qué será de este?»?, preocupados más de lo
que hacen o no nuestros hermanos que de lo que son nuestras acciones y
omisiones.
Somos
responsables de nuestra propia forma de entender y de vivir lo que nos inspira
el Espíritu Santo; y nuestro hermano o hermana de lo suyo.
Si
quieres mirar la conducta de otros, busca la de aquellos que vivieron (y viven)
heróicamente la fe. Como Pablo, quien
pese a que lamentar que «a causa de la
esperanza de Israel llevo estas cadenas», seguía «proclamando el Reino de Dios»
(1L).
Hay
más y es posible que alguno/a más cerca de lo que crees, pero oculto/a en su
modestia.
«Porque el Señor es
justo y ama la justicia, y los que son rectos verán su rostro» (Sal), guíanos por el
camino de la rectitud, a ejemplo de tus seguidores amados, que dieron y dan
testimonio de ti, Señor, venciendo sus limitaciones. Así sea.
Revestidos con
la fuerza que viene de lo alto para convertirnos al Reino de la Paz, el Amor y la
Alegría,
Miguel.
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