miércoles, 17 de diciembre de 2025

Para que sea efectivo que se encuentre «Dios con nosotros»

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR

Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo

21 de Diciembre de 2025                                              

Domingo de la Cuarta Semana del Adviento

 

Lecturas de la Misa:

Isaías 7, 10-14 / Salmo 23, 1-6 Va a entrar el Señor, el rey de la gloria / Romanos 1, 1-7

 

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     1, 18-24


Jesucristo fue engendrado así:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros».
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra del Señor.

 

MEDITACION

¿Cómo «son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob» (Sal)? Son como María y José, que se ponen a su disposición «para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado» (Ev). ¿Necesitas un impulso para ser parte de esto?. Entonces, «pide para ti un signo de parte del Señor» (1L). Y se te  anunciará «la Buena Noticia de Dios […] acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador por su resurrección de entre los muertos» (2L). Tras esa poderosa señal, ¿cuál será tu respuesta?

Que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo y nosotros aportemos a que sea así.

Para que Dios encontrara su lugar entre nosotros fue necesario que hubiese mujeres y hombres que estuviesen dispuestos a seguir sus inspiraciones.

Hoy se nos habla de dos de ellos.

Antes, sepamos o recordemos que el matrimonio judío de aquel tiempo constaba de dos partes: el contrato y la boda, algo semejante a nuestros matrimonios en versión civil y religiosa. Para efectos jurídicos lo importante era el contrato, como lo es entre nosotros la ceremonia civil.

Lo que se celebraba en la boda, unos días después del primer evento, era la acogida de la esposa en casa del novio. En ese momento comenzaba la convivencia entre los esposos.

Pues bien, nos cuenta Mateo que María, «cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo». Esta parte de la historia la conocemos por el evangelio de Lucas (1,26-38), quien nos cuenta que el ángel Gabriel (traducción: Dios es mi fortaleza) se presentó ante la joven con un hermoso saludo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo» y le contó que tendría, en condiciones excepcionales, un hijo que «será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre», a lo que la niña termina accediendo, sin comprender bien las consecuencias que esto le traería.

El primer efecto de esto será la natural inquietud de José, a quien debe haberle contado, porque le atañía todo lo que estaba sucediendo. Pero, sigue el evangelista, como él «era un hombre justo», que debía actuar según las leyes de su pueblo, correspondía repudiarla como adúltera ante su comunidad. Sin embargo, también era un hombre bueno, por lo que «no quería denunciarla públicamente», debido a que aquello era castigado hasta con la muerte, según sus costumbres. Su opción, en consecuencia, fue «abandonarla en secreto». Que esto quedase entre ellos, para, así, provocar el menor daño posible.

Ante esta situación, como ocurre en otros pasajes bíblicos, Dios se comunica con él en medio de sus sueños, por intermedio de su Ángel y le hace saber que él puede ser parte del plan divino, teniendo en cuenta que «lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo» (es decir, del poder, la fuerza, la energía del mismo Dios) y que era necesario que un «hijo de David» un descendiente del gran rey, estirpe desde la que debía provenir el Mesías, como era él, fuese quien lo adoptase. Y, como era la


tradición, tendría la responsabilidad de ponerle un nombre, el cual debía ser «Jesús (traducción: “Dios salva”), porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Su decisión, posterior a eso, fue, hacer lo que entendió que correspondía, según la información que recibió: «llevó a María a su casa». Se concretó el matrimonio y la nueva familia.

Para que esta historia de amor que celebraremos en Navidad fuese posible, es decir, para que sea efectivo que, por medio de ese niño, se encuentre «Dios con nosotros», hubo una mujer que se puso a disposición de su voluntad: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38) y un hombre que, en cuanto fue posible, «hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado».

Porque Dios, ni aun sabiendo que es lo mejor para nosotros, no hace nada en contra de nuestra voluntad.

Ojalá también sepamos descubrir su voluntad compasivamente misericordiosa que sólo quiere humanizar más nuestra vida y la de todos. Y que nos atrevamos a poner de nuestra parte para que ésta se haga realidad.

 

Señor, danos la gracia de asemejarnos a las actitudes de fe, humildad y acogida de la voluntad del Buen Padre Dios que tuvieron María y José; que sepamos también confiarle nuestras vidas y tareas diarias, para que, como ellos, podamos servirle fielmente y ser reflejos de su amor por todos sus hijos, nuestros hermanos. Así sea.

 

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, saber encontrar la forma de hacernos receptivos a la voluntad del Padre para nosotros y quienes nos rodean,

Miguel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para que sea efectivo que se encuentre «Dios con nosotros»

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 21 de Diciembre de 2025                         ...