1 de junio de 2013
Sábado de la Octava Semana del Tiempo Común
Lecturas:
Eclesiástico 51,
12-20 / Salmo 18, 8-11 ¡Tus
preceptos alegran el corazón, Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 11, 27-33
Después de haber expulsado a los vendedores del Templo, Jesús volvió
otra vez a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos
sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: «¿Con
qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?»
Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si
me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo
de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?»
Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: "Del
cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él? ¿Diremos entonces:
"De los hombres?"» Pero como temían al pueblo, porque todos
consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús:
«No sabemos.»
Y
Él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Jesús
bien podría orar con el sabio de la antigüedad: «Yo he progresado gracias a ella: al que me dio la sabiduría, le daré
la gloria» (1L), porque durante su vida debió enfrentar y
superar, gracias a ella, muchas trampas que le ponían sus adversarios, como nos
cuenta el evangelio de hoy.
¿De
dónde le venía la sabiduría? Del contacto con «la palabra del Señor [que] es pura, [y] permanece para siempre»,
saboreando así «los juicios del Señor
[que] son la verdad, enteramente justos» (Sal).
Busquemos
alimentarnos permanentemente de la Escritura, para crecer en la cercanía con la
fructífera y sabrosa comunicación con nuestro Dios, fuente de sabiduría y de
todo lo bueno que existe.
Permite,
Señor, que podamos mostrar a quienes no te conocen que «los preceptos del Señor
alegran el corazón», viviendo con gozo lo que tu Palabra nos indica en cada
momento de nuestra vida. Así sea.
Habitados por el
Dios-Comunidad para llenar el mundo de su Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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