miércoles, 23 de enero de 2013

La justa indignación de Jesús



23 de enero de 2013
Miércoles de la Segunda Semana Durante el Año

Lecturas:
Hebreos 7, 1-3. 15-17 / Salmo 109, 1-4 ¡Tú eres sacerdote para siempre!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos    3, 1-6
    Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
    Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante.»
    Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?»
    Pero ellos callaron.
    Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió y su mano quedó sana.
    Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con Él.
Palabra del Señor.

MEDITACION
En ese Jesús idealizado que nos han presentado tradicionalmente no cabía el sentido del humor (ver meditación del miércoles 9 de enero); y, como era manso como un cordero, nos cuesta mucho imaginarlo «dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación». Pero él, sin duda, tenía sentimientos, limpios y profundos, por lo que no podía –como lamentablemente nos sale tan fácil a nosotros- ser indiferente ante el sufrimiento de otro, ni ante la actitud de quienes, pudiendo, no lo auxiliaban.
Decía Madre Teresa de Calcuta: “Dios siempre cuida de sus criaturas, pero lo hace a través de los hombres. Si alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no la haya cuidado; es porque nosotros no hicimos nada para ayudarla, no fuimos instrumentos de su amor…”.
Para ellos, y para nosotros cuando corresponde, es su indignación. Porque él, claramente, es rey de paz, pero, a la vez, rey de justicia (1L) y no puede ser justo que haya quienes padecen, mientras otros disfrutan en exceso.
Ojo, chileno, que vives en un país donde la inmensa mayoría de quienes nacieron pobres morirán pobres, porque estudiarán en escuelas para pobres. Hablarán y se comportarán como pobres, tendrán acceso a una salud e incluso a vacaciones como pobres. Finalmente su jubilación será propia de la gente que vive en torno a la línea de la pobreza. Mientras, en el 10% de las familias de mayores ingresos disfrutarán un estilo de vida similar al que vive una familia de Luxemburgo, el país con el mayor ingreso per cápita del mundo… (datos de “Retrato de la Desigualdad”, del Senado de Chile y "Capitalismo a la Chilena y la prosperidad de las élites", de Andrés Solimano). Mirar con indiferencia esta realidad te puede acarrear la mirada llena de indignación del Señor justo y compasivo que está a la derecha del Padre de bondad (Sal).

Por la indiferencia y la comodidad que me hace mirar hacia otro lado cuando un hermano sufre, perdón, Señor.

Llenando las vasijas de nuestros hermanos del Vino Nuevo de la Paz, el Amor y, en consecuencia, la Alegría,
Miguel.

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