22 de enero de 2013
Martes de la Segunda Semana
Durante el Año
Lecturas:
Hebreos 6,
10-20 / Salmo 110, 1-2. 4-5. 9-10 El
Señor se acuerda eternamente de su alianza
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 2, 23-28
Un
sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a
arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: «¡Mira! ¿Por qué
hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él
les respondió: «¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus
compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en
el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes
de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?»
Y
agregó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
«El
sábado [y todo lo creado por Dios] ha sido hecho para el hombre» y no al revés, como pretenden hacernos creer distintas autoridades
civiles y religiosas, lamentablemente.
Y, como sólo la verdad nos hará libres (Jn 8,32), es preciso que lo digamos una y otra vez: Dios nos ama y, por puro
amor, nos otorga todos sus dones, para que nuestra vida sea plena. Pero quiere
que seamos libres para disfrutarlos y para amarlo a nuestra vez.
Cuando hemos olvidado (o nos han
ocultado) todo esto, ha habido actitudes de subordinación y de dominación que
han producido abusos que parten de imposición de decisiones en comunidades
hasta llegar a los tremendamente dolorosos, cuyas consecuencias aún repercuten
en nuestro caminar de fe.
Es necesario ser conscientes de la libertad
cristiana y hacer conciencia en otros a la vez. «Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de
aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas» (1L).
«Doy gracias al Señor de todo corazón [porque] grandes son las obras del
Señor: Él hizo portentos memorables, el Señor es bondadoso y compasivo» (Sal) y nos regala la libertad para disfrutar
de todo lo que ha hecho por y para nosotros. Gracias, Señor.
Llenando las
vasijas de nuestros hermanos del Vino Nuevo de la Paz, el Amor y, en
consecuencia, la Alegría,
Miguel.
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