jueves, 10 de enero de 2013

No hay fe, religión, ni verdadero amor a Dios, sin amar a los hermanos



10 de enero de 2013

Lecturas:
I Juan 4, 19—5, 4 / Salmo 71, 1-2. 14-15. 17  ¡Pueblos de la tierra alaben al Señor!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas    4, 14-22
Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado por la unción.
Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres,
a anunciar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
a dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor».
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír.»
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Anti-hipocresía, potente y remecedora la palabra de Juan, que debiésemos tener presente permanentemente en nuestro diario caminar: «El que dice: “Amo a Dios”, y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?» (1L).
No hay fe, religión, ni verdadero amor a Dios, sin amar a los hermanos, hijos del mismo Padre de los Cielos.
Por eso, cuando Jesús quiere proclamar su misión escoge el bastante concreto texto de Isaías: «me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos…». El Salmo lo reafirma: «los rescatará de la opresión y la violencia, y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos».
Sin esa opción por los que la pasan mal, por las víctimas de la injusticia, llámate como quieras, pero no te digas cristiano.

Que no dejemos de verte, encontrarte y auxiliarte en el desamparado, Señor. Mientras existan injusticias, es decir, siempre. Así sea.

Tratando de estar atentos a las distintas manifestaciones de tu Paz, tu Amor y tu Alegría para nosotros,
Miguel.

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