9 de enero de 2013
Lecturas:
I Juan 4,
11-18 / Salmo 71, 1-2. 10-13 ¡Que
se postren ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 45-52
Después que los cinco mil hombres se
saciaron, en seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y
lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la
multitud. Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.
Al caer la tarde, la barca estaba en medio
del mar y él permanecía solo en tierra. Al ver que remaban muy penosamente,
porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando
sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.
Ellos, al verlo caminar sobre el mar,
pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían
visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo:
«Tranquilícense, soy yo; no teman.» Luego subió a la barca con ellos y el viento
se calmó.
Así llegaron al colmo de su estupor, porque
no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hay un rasgo de Jesús que no se ha
estudiado suficiente ni, menos, se ha difundido lo necesario: su sentido del
humor. Como que, en nuestro imaginario, Él no disfrutaba de la vida, sino que
la sufría permanentemente. Y muchos de sus seguidores transmiten esa misma
sensación en el servicio que prestan en su nombre. Me parece que eso ha sido
uno de los motivos fundamentales para alejar a la gente, especialmente a los
jóvenes, de los templos.
Yo, al menos, no quiero seguir a un
Señor así. Es más, estoy convencido de que alguien que, como el Maestro,
realiza lo que ama es una persona feliz y eso lo refleja en su vida, porque sus
acciones y sus palabras brotan por amor y con amor. Y Él lo transmitía todo «para
que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto» (Jn 15,11).
En este evangelio vemos que frente a una
dificultad de sus discípulos, rompe las leyes físicas, caminando sobre las
aguas, y, al momento de acercarse a la barca, en vez de entrar en ella, «hizo como si pasara de largo»,
descolocándolos. Luego de roto el ambiente de tensión, y con una probable sonrisa
en los labios, pudo invitarlos a la tranquilidad.
El humor es pariente cercano del amor.
Así como «en el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto
elimina el temor» (1L), perfectamente
podemos parafrasear de esta manera: “en el humor no hay lugar para el temor: al
contrario, el humor perfecto elimina el temor”.
Es así que, con su amor activo y alegre,
«él librará al pobre que suplica y al
humilde que está desamparado. Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará
la vida de los indigentes» (Sal), comunicándoles su espíritu de alegría, basada en que Dios los ama, los
ampara y busca su bienestar.
Señor: que la paz que nos da el haberte
encontrado, se transforme en amor por los hermanos, para que descubramos en el
servicio la alegría que sentías. Así sea.
Tratando de
estar atentos a las distintas manifestaciones de tu Paz, tu Amor y tu Alegría
para nosotros,
Miguel.
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