Toda carne es hierba
y toda su
consistencia,
como la flor de los
campos:
la hierba se seca,
la flor se marchita
cuando sopla sobre
ella
el aliento del
Señor.
Sí, el pueblo es la
hierba.
La hierba se seca,
la flor se marchita,
pero la palabra de
nuestro Dios
permanece para
siempre.
Les aseguro que
ustedes me buscan,
no porque vieron signos,
sino porque han
comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el
alimento perecedero,
sino por el que
permanece hasta la Vida eterna,
el que les dará el
Hijo del hombre.
Busquen primero
el Reino y su
justicia,
y todo lo demás
se les dará por añadidura.
Yo soy el pan de
Vida.
Simón Pedro le
respondió:
"Señor, ¿a
quién iremos?
Tú tienes palabras
de Vida eterna.
Isaías 40,6-8; Juan 6,26-27; Mt 6,36; Jn 6,48. 68
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