viernes, 1 de marzo de 2013

Las maravillas que hizo el Señor que nunca hay que dejar de recordar



1 de marzo de 2013
Viernes de la Segunda Semana de Cuaresma

Lecturas:
Génesis 37, 3-4.12-13.17-28 / Salmo 104, 16-21 ¡Recuerden las maravillas que hizo el Señor!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo    21, 33-43.45-46
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo." Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia." Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?»
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»
Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.
Palabra del Señor.

MEDITACION
El evangelio de hoy está referido específicamente a las autoridades de su pueblo, los mismos que lo maltratarían, como decía el texto del reciente miércoles (Mt 20,18-19), quienes históricamente «apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron».
Pero no estamos autorizados para hacernos los desentendidos, porque nuestras decisiones, habitualmente inspiradas no en el Señor sino por nuestro egoísmo, tienden a tornarnos indiferentes por el sufrimiento ajeno, lo que es igual que decir hacerle violencia a Jesús, pese a que «él es nuestro hermano, nuestra propia carne» (1L).
Claro que, como se decía antes: “Dios escribe recto sobre renglones torcidos (o líneas torcidas)”, que es como expresar que aún de lo malo Él puede sacar algo bueno. La historia de maldad sobre José que cuenta la primera lectura termina con todo su pueblo salvado de la sequía en Egipto, por ejemplo, que es lo que rememora el Salmo de hoy.
De la misma manera, para enfrentar los males de la injusticia, surgen grandes hombres y mujeres que dan su vida por quienes las sufren y crean hermosas obras dedicadas a aliviarlas y a trabajar para que disminuyan las injusticias o desaparezcan sus causas. «Esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos»; esas son «las maravillas que hizo el Señor» (Sal) que nunca hay que dejar de recordar.

Señor misericordioso, que nos das este tiempo para corregirnos, fortalece nuestra intención de serte más fieles. Así sea.

Intentando proclamar con la vida la fe en Dios y en su Reino de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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