4 de julio de 2013
Jueves de la Décimo Tercera Semana Durante el
Año
Lecturas:
Génesis 22,
1-19 / Salmo 114, 1-6. 8-9 ¡Caminaré
en presencia del Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 1-8
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces
le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos
hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son
perdonados.»
Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema.»
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué
es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o
"Levántate y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre
tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico-
levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
Él
se levantó y se fue a su casa.
Al
ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado
semejante poder a los hombres.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Es
notable que al narrar Mateo este milagro, lo concluye con la sentencia de que
la multitud de testigos admirada «glorificaba
a Dios por haber dado semejante poder a los hombres», no sólo al hombre
Jesús.
Esto
nos permite recordar que cada “hijo de hombre”: tú, yo y todos, tiene la
posibilidad de realizar
signos poderosos como este, porque quienes «fueron
bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo» (Gal
3,27).
Eso
quiere decir que, siempre, a sus elegidos «El
Señor proveerá» (1L) la capacidad de perdonar al que tiene
el alma consumida de dolor y también la de ayudar a ponerse de pie a quien se
le pisotea la dignidad, con «la extraordinaria grandeza del poder con que él
obra en nosotros» (Ef 1,19), para que, de esa manera,
permanentemente la humanidad verifique que «nuestro
Dios es compasivo; el Señor protege a los sencillos» (Sal), por medio de sus
ungidos: nosotros.
Perdón
por permitir que nuestra falta de confianza en tu poder actuante en nosotros,
nos paralice, Señor.
Buscando
responder con Paz, Amor y Alegría al llamado permanente de Jesús,
Miguel.
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