Revisar para corregir lo que impide a nuestra alma elevarse hacia Dios

1 de agosto de 2013

Jueves de la Décimo Séptima Semana Durante el Año

Lecturas:

Éxodo 25, 8-9; 40, 16-21. 34-38 / Salmo 83, 3-6. 8. 11 ¡Qué amable es tu Casa, Señor del universo!

EVANGELIO

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   13, 47-53

    Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.

    Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?»

    «Sí», le respondieron.

    Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo.»

Palabra del Señor.

MEDITACION

Muchas veces en la vida es necesario detenerse y mirar hacia atrás: no con nostalgia, sino con visión de futuro.

Cualquier día, hoy, por ejemplo, es bueno para evaluar lo realizado, e imitando a los pescadores que «sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve», limpiar lo que ha ensuciado nuestro corazón, pulir los egoísmos que se han adherido a nuestra existencia y deshacerse de todos aquellos pesos que impiden que nuestra alma, hecha para alcanzar a Dios, se eleve tanto como debiese.

Señor, quisiéramos mirar lo que hemos andado hasta el momento y poder ser de los que son considerados «¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!» (Sal). Con tu auxilio que así sea.

Con Paz, Amor y Alegría por sabernos hijos muy queridos por el Padre Dios,

Miguel.