jueves, 19 de febrero de 2015

Contra una fuente del mal: la tentación de la indiferencia



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
22 de febrero de 2015
1er DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas:
Génesis 9, 8-15 / Salmo 24, 4-9 Tus senderos, Señor, son amor y fidelidad / Pedro 3, 18-22

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   1, 12-15

El Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»

Palabra del Señor.

MEDITACION
La Cuaresma que comienza es un recordatorio de que «El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados» (Sal), es decir a todos nosotros, porque Él es fiel a su promesa: «Yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes» (1L). Por nuestra parte es momento para seguir intentando hacer concreto «el compromiso con Dios de una conciencia pura» (2L); aquella que nos impulsa a vivir de acuerdo a la Ley del Amor, acogiendo el llamado permanente de nuestro Señor: «Conviértanse y crean en la Buena Noticia» (Ev).
Los Papas cada Cuaresma, y en algunas otras ocasiones, escriben una carta para que se distribuya en toda la Iglesia, como mensaje para reflexionar en ese período. Lamentablemente los católicos poco hacemos por enterarnos de esto.
En ella, entre otras cosas, se nos dice:
“Cada uno de nosotros le interesa [a Dios]; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos. […]
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.”
Este Domingo, que nos muestra a Jesús siendo tentado, es importante recibir esta advertencia acerca de esta tentación tan contemporánea que denuncia Francisco: la de la indiferencia, ya que ella es la fuente de muchos de nuestros “pecados”, al menos de los más graves a los ojos del Señor; aquellos que nos impiden ver  las necesidades y dolores de nuestros hermanos y hacer algo al respecto.

Entonces, una muy buena y apropiada intención para ser trabajada durante estos cuarenta días es a estar más atentos, venciendo la indiferencia egoísta y materialista que nos predica el sistema global que rige al mundo actualmente, para, en cambio, poner a disposición de quien esté en necesidad nuestros talentos y capacidades, buscando solucionar sus problemas o, al menos,  que puedan sentir el alivio de la cercanía de un/a hermano/a.
Cada paso adelante que demos en esta intención le dará sentido a esta Cuaresma y a toda nuestra vida, si de verdad quiere llamarse cristiana.

Que esta Cuaresma y siempre podamos vencer la tentación de la indiferencia y todas las otras que nos impiden amarte en nuestros hermanos, como nos has enseñado, Señor. Así sea.

Esperanzado en que el tiempo se ha cumplido para hacer realidad el Reino de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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