17 de febrero de 2015
Martes de la Sexta Semana del Tiempo
Común
Lecturas:
Génesis 6, 5-8; 7, 1-5. 10
/ Salmo 28, 1-4.
9-10 El Señor bendice a su pueblo con la
paz
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 8, 14-21
Jesús volvió a embarcarse hacia la orilla del lago.
Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un
pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: «Estén atentos, cuídense
de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.» Ellos discutían
entre sí, porque no habían traído pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿A qué viene esa discusión porque no
tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente
enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas
canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco
mil personas?»
Ellos le respondieron: «Doce.»
«Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas
canastas llenas de trozos recogieron?»
Ellos le respondieron: «Siete.»
Entonces Jesús les dijo: «¿Todavía no comprenden?»
Palabra del Señor.
MEDITACION
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Eso no significa que se menosprecie la
necesidad de velar por el alimento adecuado para nosotros y para todos, sino
que no se puede –si se quiere tener una vida que merezca llamarse así-
depender, de una forma excluyente, de la provisión de las necesidades
materiales.
Es decir, no es sana, ni humana, y,
por eso, no querida por Dios, una vida en la que se olvida a los demás o, peor
aún, se pasa por encima de ellos, para conseguir lo material.
Lo que caracteriza a nuestra sociedad
actual, en suma.
Algo semejante les ocurre a los
discípulos en este texto. Mientras Jesús les habla de los cuidados para
transmitir la Buena Noticia, «ellos discutían
entre sí, porque no habían traído pan»…
Que no permitamos que nos ocurra que,
por ocuparnos excesivamente del pan físico, olvidemos alimentarnos del Pan de
Vida, el cual es seguir tu Palabra, Señor, la que enseña a relacionarnos de una
manera que nos retorna la humanidad perdida por el materialismo. Así sea.
Con el corazón
lleno de Paz, Amor y Alegría por saber que el Señor puede y quiere nuestra
felicidad,
Miguel.
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