miércoles, 25 de febrero de 2015

Para distinguir los que son signos del Cielo de los que no lo son



25 de febrero de 2015
Miércoles de la Primera Semana de Cuaresma

Lecturas:
Jonás 3, 1-10 / Salmo 50, 3-4. 12-13. 18-19 ¡Tú no desprecias un corazón contrito, Señor!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   11, 29-32
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
¿Por qué no le sería dado el signo que parecía necesitar esa generación?
Porque, pese a que lo pedían bastante, no tenían ninguna intención de reconocer en él al gran signo del amor misericordioso de Dios.
¿Acaso no nos sucede algo semejante a nosotros?
¿No hemos pedido “señales del cielo”, pero sin abrirnos a verlas donde y en quien se encuentren, porque no son las que nos gustan o acomodan?
Uno de los ejemplos a que se refiere Jesús es el del profeta Jonás, quien fue enviado por Dios a proclamar: «”Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida”. Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño» (1L). Les fue enviada una señal y la aceptaron, cambiando de vida.
Por eso, «los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás», alguien que les había demostrado de muy variadas formas que Dios estaba con él.
Las señales siempre se encontrarán en lo que otorga plenitud para la vida de muchos; otra cosa sólo es apariencia por la que es mejor no dejarse guiar.

Que podamos estar atentos a descubrir, ver y dejarnos guiar por las señales del Reino que nos das en las personas y los acontecimientos que dan vida a todos. Así sea.

Esperanzado en que el tiempo se ha cumplido para hacer realidad el Reino de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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