24 de febrero de 2015
Martes de la Primera Semana de
Cuaresma
Lecturas:
Isaías 55, 10-11
/ Salmo 33, 4-7.
16-19 El Señor libra a los justos de
todas sus angustias
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como
hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan
como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les
hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el
Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan
a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.
MEDITACION
A ti, ¿no te da vergüenza rezar: «Perdona nuestras ofensas, como nosotros
perdonamos a los que nos han ofendido»?
A mí me sucede. Porque, obviamente,
queremos que nos perdonen más generosamente que lo que lo hacemos nosotros.
¿Para qué nos propone esta fórmula
Jesús, entonces?
Precisamente para desafiarnos a
mejorar nuestra disponibilidad a perdonar.
Una vez más, no para complicarnos la
vida, sino para sanárnosla. Porque quien mantiene rencor contra otra persona
tiene el corazón enfermo. Y esa amargura bloqueará, en nosotros y desde
nosotros, todo lo que Dios quiera realizar en nuestra vida, porque en esas
condiciones no somos capaces de ver nada bueno.
Pidamos al Padre bueno que nos ayude a
vencer los obstáculos que nos ponemos nosotros mismos y poder perdonar, como
nos perdona Él. Así sea.
Esperanzado en
que el tiempo se ha cumplido para hacer realidad el Reino de la Paz, el Amor y la
Alegría,
Miguel.
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