10 de marzo de 2015
Martes de la Tercera Semana de
Cuaresma
Lecturas:
Daniel 3, 25.34-43
/ Salmo 24, 4-9 ¡Acuérdate, Señor, de tu ternura!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18, 21-35
Se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar
a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar
las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que
debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido
junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo
y te pagaré todo."
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía
cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo
que me debes."
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te
pagaré la deuda."
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara
lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y
fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable!
Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de
tu compañero, como yo me compadecí de ti?"
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara
todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de
corazón a sus hermanos.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
La antífona que se nos propone para el
Salmo de hoy: «¡Acuérdate, Señor, de tu
ternura!» es una típica elaboración humana para orar.
Típica, pero errada.
Error comprensible hace dos milenios y
medio atrás. Pero uno que no tiene sentido después de Cristo y su enseñanza
sobre el Padre Dios.
El Dios de Jesús es como el rey
compasivo del evangelio de este día; no necesita “recordar” su misericordia: Él
es todo misericordia, ternura y perdón. Es Amor, resume un discípulo suyo (1
Jn 4,8).
Que recordemos y rescatemos nuestra
escondida misericordia para parecernos algo a nuestro Padre del Cielo, para
vivir como su Hijo compasivo y para dar frutos con los dones con que nos ha
regalado el Espíritu Santo. Así sea.
Buscando
proteger y hacer crecer las condiciones de dignidad de los hijos del Dios de la
Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.


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