« Se oyó
entonces una voz del cielo:
"Tú eres mi Hijo muy querido,
en quien tengo puesta toda mi predilección"»
(Lc 3,22)
Sión decía: “El Señor me abandonó,
mi Señor se ha olvidado de mí”.
¿Se olvida una madre de su criatura,
no se compadece del hijo de sus entrañas?
¡Pero aunque ella se olvide,
yo no te olvidaré!
Isaías
49,14-15
Así Dios nos manifestó su amor:
envió a su Hijo único al mundo,
para que tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste
en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó primero,
y envió a su Hijo como víctima propiciatoria
por nuestros pecados.
Queridos míos,
si Dios nos amó tanto,
también nosotros debemos amarnos los unos a
los otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario