jueves, 7 de enero de 2016

Implicancias de nuestro Bautismo



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
10 de Enero de 2016
El Bautismo del Señor

Lecturas:
Isaías 40, 1-5. 9-11 / Salmo 103, 1-4. 24-25. 27-30 ¡Bendice al Señor, alma mía! / Tito 2, 11-14; 3, 4-7

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   3, 15-16. 21-22
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.»
Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
El Señor necesita de los «herederos de la Vida eterna» (2L), sus hijos, los bautizados «en el Espíritu Santo y en el fuego» (Ev) para enviarlos: «¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!» (1L). Por cierto que «Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra» (Sal), pero su amor sólo se hace concreto cuando nuestras manos acarician, nuestro cariño lo expresa y nuestro corazón se hace solidario con los demás.
El bautismo católico es un sacramento (= acto sagrado; signo externo de lo realizado en nosotros por la gracia de Dios).
El bautismo de Juan era sólo «con agua», como reconoce el propio Bautista. Es apropiada la distinción para responder a quienes usan ese argumento para criticar que se sometan a él los niños. Puede ser un tema de discusión que tenga más sentido racional que sea un compromiso adulto que cuando no se tiene conciencia alguna. Pero no basándonos en ese argumento…
Por otro lado, es necesario que hagamos conciencia que los bautizados portamos algo diferente a los demás, y, por lo tanto, debiésemos vivir de una manera diferente también, aunque con la humilde conciencia de que «nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios» (2 Cor 4,7).
En la Palabra de este Domingo encontramos imágenes que nos ayudan a recordar aspectos esenciales acerca de nuestra relación con «uno que es más poderoso que yo»: Jesús, nuestro Maestro y Señor (cf Jn 13,13):
Primero: Jesús es plenamente humano.
Él nació, vivió sujeto a María y José (Lc 2,51), trabajó, se cansó, sufrió, gozó, amó y murió. O sea, se identificó con nuestra existencia y experiencia a fondo, debido a eso, vemos que «Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús».
Segundo: también Jesús es Dios Hijo.
Recordemos que «Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer» (Gal 4,4) y que comparte su esencia: «El Padre y yo somos una sola cosa» (Jn 10,30); además, existe desde la eternidad: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy» (Jn 8,58). Por eso, la voz del cielo lo identifica: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Y tercero: Jesús es Dios con Nosotros (Mt 1,23), es la Palabra de Dios que «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14) por designio de su tremendo amor, ya que «Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él» (Jn 3,17). El Maestro también lo diría así: «me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19). Es decir, fue enviado a enseñarnos, mediante obras concretas, algo de lo inmensamente grande y gratuita que es la misericordia de Dios con sus hijos humanos, de tal manera que después, nosotros, los bautizados «en el Espíritu Santo y en el fuego» hagamos nuestra su misión.
Así viene a nosotros el Reino de Dios.
Esa es la Buena Noticia (o Evangelio) que anunciamos.

Que, abrumados por tu inmensa misericordia, Señor, sintamos la alegre necesidad de que más hermanos puedan también experimentarla, llevándosela nosotros. Así sea.

Intentando vivir como bautizado, es decir, llevando Paz, Amor y Alegría por donde vaya,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Confiando en su palabra

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 9 de Febrero de 2025                              ...