7 de Enero de 2016
Jueves después de Epifanía
Lecturas:
I Juan 4, 19—5,4
/ Salmo 1-2. 14-15 ¡Pueblos de la tierra alaben al Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4, 14-22
Jesús volvió a Galilea con del poder el Espíritu y su fama se extendió
en toda la región.
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de
costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el
pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha
consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a
anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la
libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la
sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la
Escritura que acaban de oír".
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por
las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el
hijo de José?".
Palabra del Señor.
MEDITACION
La Buena Noticia del Reino de Dios que anunciaba Jesús era que Dios
todopoderoso era nuestro Padre.
Y como buen padre, y en mayor medida en Él, pleno de misericordia y amor
por sus hijos.
Y, como buen padre, y en mayor medida en Él, con un cariño y cuidado
especial por sus hijos más débiles.
Por eso, el Maestro puede anunciar que el Espíritu del Señor lo «envió a llevar la Buena Noticia a los pobres». Esta buena noticia que ellos,
habitualmente despreciados y abusados, necesitan más que nadie.
Y, nosotros, como buenos hijos, debiésemos intentar asemejarnos mucho a
nuestro Padre, amándolo en nuestros hermanos. Porque «¿cómo
puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?» (1L).
Que seamos nosotros mismos buena noticia para nuestros hermanos
necesitados (de cariño y de bienes), con nuestras acciones, como lo fuiste tú,
Señor. Así sea.
Siguiendo las señales que el Señor nos da
para construir la Paz, el Amor y la Alegría en nuestro mundo,
Miguel
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