EL PRÓXIMO
DÍA DEL SEÑOR
5 de Enero de 2020
Epifanía del Señor
Lecturas
de la Misa:
Isaías 60, 1-6 / Salmo 71, 1-2. 7-8.
10-13 ¡Pueblos
de la tierra alaben al Señor! / Efesios 3, 2-6
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Mateo
2, 1-12
Cuando nació
Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se
presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que
acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.»
Al enterarse, el
rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a
todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en
qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque
así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no
eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un
jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel.»
Herodes mandó
llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha
en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e
infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado,
avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje.»
Después de oír al
rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía,
hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella
se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María,
su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le
ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la
advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por
otro camino.
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
El «misterio de Cristo […] que ahora ha sido revelado por medio del
Espíritu» (2L), como todo lo que viene de Dios, fue manifestado en lo más humilde: de
la pequeña Belén «surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel»
(Ev). Su forma de manifestarse será así: «tendrá compasión del débil y
del pobre, y salvará la vida de los indigentes» (Sal). Y, antes de su
misión, será reconocido en un frágil recién nacido junto a su madre. Si logras
captar lo profundo de esto «estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu
corazón» (1L) el que habrá sido tocado por Dios.
El que busca, encuentra y el que no… obvio.
En un cementerio, frente a las tumbas de sus
respectivos deudos, había dos personas: un chino y un occidental; el primero le
llevaba a su ser querido frescos platos de comida; el segundo, como es nuestra
tradición, lo hacía con flores. El occidental no tardó en notar la extraña
costumbre del otro y se burló diciéndole si acaso creía que la persona saldría
de la tumba a comer, a lo que el oriental respondió que ocurriría en el mismo
momento en que la otra difunta saliera a oler sus flores…
Nos sucede muchas veces de manera semejante:
creemos que la nuestra es “la” manera, por lo que nos cuesta o nos es imposible
valorar las que expresen o realicen los demás.
Más aún, nos apegamos a lo que
tradicionalmente hacemos de tal manera que le damos valor sagrado a la forma
por sobre el contenido.
Recordemos, a modo de ejemplo, que
recientemente el Papa celebró un gran encuentro (un sínodo) con personas
provenientes de las culturas amazónicas, del cual surgieron conceptos que le
hacían sentido a las gentes provenientes de esas tierras, signos propios,
distintos a la cultura occidental, que buscaban enriquecer la vivencia de la fe
en aquellos parajes. Estos aportes fueron considerados por los más
conservadores como actos heréticos, provocando una ola violenta de críticas al
obispo de Roma, a quien, estas personas que demostraron estar muy aferradas a antiguas
costumbres, probablemente, ya que jerárquicamente no podían hacer más, lo excomulgaron
en su corazón.
También nosotros, como en el cuento del
occidental con el oriental, miramos con desconfianza, con sorna o hasta con
desprecio las búsquedas espirituales de otros. Claro que muchos charlatanes han
colaborado a que sea así, pero, los cristianos menos que nadie, solemos tener
mente muy poco abierta para captar y valorar el esfuerzo de exploración que
otros hacen. ¿Quién sabe si algunos de esos distintos encuentros con lo sagrado
son más auténticos que lo que conseguimos con muchas de nuestras prácticas
rutinarias? Al menos, concedamos que es posible.
De hecho, tengamos presente que «los magos
de Oriente» no profesaban la fe en el Dios Único; no participaban, por lo
mismo, del culto y todas las prácticas de la única religión “verdadera”; no
eran, por cierto, buenos ejemplos de creyentes… Sin embargo, fueron ellos, los
“ateos” o “paganos” y no quienes tenían todos los “certificados” y títulos
correspondientes –e incluso tenían las Escrituras, donde se encuentran los
mejores indicios-, quienes estaban en búsqueda de la señal divina, en búsqueda
de Dios. Y lo encontraron. Pese a muchos obstáculos y con muy pocas pistas…
Epifanía, la fiesta de la Manifestación de
Dios a Todos, puede ser un buen momento para preguntarnos qué o a Quién
buscamos realmente. Y si lo estamos haciendo de la manera correcta. Porque, convengamos
en que, si hubiésemos encontrado efectivamente a Dios en nuestra vida, nos
comportaríamos de una manera muy diferente a como lo hacemos habitualmente.
¿No será –nos preguntamos- que hemos agotado
la búsqueda en templos y ceremonias repetidas, olvidando que Él gusta de
presentarse a través de señales mucho más sencillas y de que la libertad del
Espíritu Santo no se deja restringir al momento de manifestarse (Jn 3,8)? Miremos el ejemplo de los magos, que no se dejaron llevar por lo
establecido, y así «encontraron al niño con María, su madre, y postrándose,
le rindieron homenaje»
Que podamos aprender a abrir la mente y el
corazón a las múltiples señales, que libre y creativamente, nos haces llegar
para encontrarte en el camino, Señor. Y que, para lo mismo, sepamos desaprender
y desestructurar tanto que nos impide avanzar con la originalidad que
necesitamos. Así sea.
Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, precisamente
aprender a ser auténticos buscadores, ampliando criterios y abiertos a las
novedades, de tal manera de atisbar cada vez mejor el Misterio del Dios con
Nosotros,
Miguel
No hay comentarios:
Publicar un comentario