miércoles, 12 de febrero de 2020

Meditando la Palabra con Jesús


PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
16 de Febrero de 2020
Domingo de la Sexta Semana Durante el Año

Lecturas de la Misa:
Eclesiástico 15, 15-20 / Salmo 118, 1-2. 4-5. 17-18. 33-34 Felices los que siguen la ley del Señor / I Corintios 2, 6-10

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     5, 17-37
Jesús dijo a sus discípulos:
«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
 Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
 Les aseguro que, si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
 Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
 Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. 
 Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
 Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
 Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
 También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
 Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
 Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.»
Palabra del Señor.

MEDITACIÓN                                                                                                             
El consejo para entrar en el Reino es «Si quieres, puedes observar los mandamientos» (1L), pero de una forma «superior a la de los escribas y fariseos» (Ev), que era cumplidora por obligación, pero sin comprometer el corazón ni la voluntad. De esta otra manera descubrirás la alegría de utilizar para lo que fueron hechos los sentimientos humanos: para unir a los seres humanos. Todo esto «es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que Él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer» (2L), y eso permite que sean «Felices los que cumplen sus prescripciones» (Sal), con amor, al estilo humilde y servidor de Jesús.
Aprendiendo del Maestro.
Jesús, como todo buen judío de su tiempo, amaba las Escrituras Sagradas (a las que solían llamar “la Ley y los Profetas” y que es parte del Antiguo Testamento de nuestra actual Biblia). En ellas encontraba, de manera privilegiada, la voz del Padre Dios: sus orientaciones, sus invitaciones, sus desafíos. Y él trataba de vivir de acuerdo a ellas, invitando a los demás a buscar el camino de la felicidad de la misma manera (Mt 5,1-12).
Debido a lo anterior, enseñaba sobre el contenido de la Palabra que «El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos».
Para eso, didácticamente, va señalando cómo deben vivirla aquellos que se digan seguidores suyos. Por ejemplo:
«Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal», tomando el texto del Libro del Éxodo 20,13. Pero quienes buscan entrar en el estilo del Reino que él predicaba, deben ir más allá de lo textual y tratar de llegar al sentido profundo de lo que esperaba conseguir el Padre Bueno con estos mandamientos. Porque para Él, en este caso, según nos ha enseñado el Hijo, no bastaba que se abstuvieran de atacar a otro; lo que quería era lograr un mundo de hermanos, en el cual no cabría dejarse dominar por la irritación, el insulto y la maldición, entre otras agresiones.
Mucho menos si uno se considera creyente en ese Dios.
Por eso, «si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda», porque el altar representa al Dios Todomisericordioso y sería contradictorio glorificarlo manteniendo espacios para el rencor hacia otro.
Lo mismo sucede con los demás mandamientos que menciona y con toda su interpretación de las Escrituras, la cual implica una justicia «superior a la de los escribas y fariseos», a quienes, ya sabemos, consideraba hipócritas en su relación con la Palabra Santa (Mt 23,13-22).

La justicia superior sería leerla bajo la regla del amor al prójimo, el cual, para Jesús está a un nivel semejante al amor a Dios (Mt 22,37-39), y se transforma en una verdadera llave que abre la comprensión (y el corazón) a la Palabra de Dios.
Porque si se ama, no se traiciona a la pareja; no se la somete a un proceso envilecedor como era en aquel tiempo para la mujer un divorcio; ni se miente, se escamotea la verdad o se perjura para engañar al prójimo, entre otros males a los que se puede someter a los demás.
En conclusión, este día podríamos sentirnos invitados a ir una y otra vez a conocer la voluntad de nuestro Padre Dios en nuestras Biblias, abriendo bien el corazón y permitiéndole a nuestro Maestro que nos guíe, de tal manera que nos sea un poco más sencillo comprenderla.

Que no cesemos nunca de buscar saciar nuestra alma sedienta de la Palabra de Dios (Sal 107,9), para que broten de nuestro actuar creyente en tus enseñanzas, Señor, los ríos de agua viva (Jn 7,38) que fertilizan nuestra existencia y la de todos quienes nos rodean. Así sea.

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, aprender y comprender la Palabra Viva de Dios, para luego intentar hacerla vida en nosotros,
Miguel

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