miércoles, 29 de abril de 2020

Con olor a ovejas


PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
3 de Mayo de 2020
Domingo de la Cuarta Semana de Pascua

Lecturas de la Misa:
Hechos 2, 14. 36-41 / Salmo 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me puede faltar / I Pedro 2, 20-25

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús dijo:
 «Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz.»
 Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
 Entonces Jesús prosiguió: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado.
 Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.»
Palabra del Señor.

MEDITACIÓN                                                                                                             
Los discípulos, después de la Resurrección, habían comprendido que a Jesús «Dios lo ha hecho Señor y Mesías» (1L), por lo que, entendían y aceptaban como posible que, siguiendo sus enseñanzas, «a pesar de hacer el bien, ustedes soportan el sufrimiento» (2L), con lo que mostrarían que sienten aquello de «Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida» (Sal), confiando en el Buen Pastor que dijo: «Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia» (Ev). Y nosotros, gracias a Dios, somos esas ovejas.
Pastores junto, con, cerca, y entre el rebaño.
Francisco, obispo de Roma, ha insistido en una imagen de lo que espera de su Iglesia: que los ministros sean “pastores con olor a oveja”. Es decir, en contacto directo, viviendo la misma vida, impregnándose de lo que les toca vivir... Y, observando fríamente, podríamos decir que, en muchos casos, se podría repetir con el evangelio «pero ellos no comprendieron lo que les quería decir».
Claro que tampoco han entendido este mensaje, que está muy en la línea de la enseñanza del Maestro, bastantes encargados de otras denominaciones cristianas.
Es que todos quienes tenemos o hemos tenido alguna responsabilidad sobre otros en el camino de la fe, con demasiada frecuencia hemos caído en la tentación de creernos por encima de ellos, olvidando convenientemente aquello de «El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9,35)
Para todos esos desmemoriados (nosotros), entonces, va esta advertencia: «el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante». Dejando en claro, además, quién es esa puerta: él mismo, su palabra y su actuar.
Mirando el actuar de Jesús comprendamos, por lo tanto, que para poder tener “olor a oveja” es necesario compartir con ellas directamente, como el Buen Pastor, quien «llama a cada una por su nombre», para lo que, obviamente, debe conocerlas, no administrar a una masa de gente anónima. Como hizo Jesús con Zaqueo, el pecador (Lc 19), o con Magdalena, la fiel (Jn 20), o con Pedro, el encargado de la comunidad (Mt 16)
Esa actitud permite que ocurra el que efectivamente «las ovejas escuchan su voz», porque casi nadie pone atención a quien habla de realidades ajenas a las que debe enfrentar cotidianamente. Debido a eso, habitualmente «la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios» (Lc 5,1) y ésta trataba de pesca para los pescadores, de cosechas para los agricultores, de barrer para las dueñas de casa, etc.

Y «Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas», no a la distancia, no desde un escritorio, sino adelante, en el primer lugar, para recibir él antes, en caso de ser necesario, las consecuencias de lo que pueda afectar a sus ovejas. Como Jesús, quien no rehuyó lo que debería enfrentar por decirles en su cara a los poderosos cómo afectaban a los humildes: «atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo» (Mt 23,4), por eso los jefes religiosos «resolvieron que debían matar a Jesús» (Jn 11,53). Y así lo hicieron.
Es decir, un pastor con olor a oveja -un pastor al estilo de Jesús- es aquel que con sus acciones y palabras ayuda a «que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia».
Es buen momento, entonces, para preguntarnos ¿qué hace cada uno con la responsabilidad que siempre tendrá sobre otros, dentro o fuera de la Iglesia?

No queremos ser ladrones y asaltantes, no queremos apropiarnos ni asechar la voluntad, la confianza y la fe de tantos. Pero, sabemos que es una posibilidad debido a nuestra debilidad. Fortalécenos, Señor. Haznos personas y comunidades más fuertes y servidoras de la vida en abundancia. Así sea.

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, cada vez que nos corresponda ser efectivos y cariñosos pastores de los demás,
Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Servir para ser cristianos

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 22 de Septiembre de 2024                          ...