PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
7 de Junio de 2020
La Santísima
Trinidad
Lecturas
de la Misa:
Éxodo 34, 4-6. 8-9 / Salmo Dn 3, 52-56 A ti, eternamente, gloria y honor / II Corintios 13, 11-13
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
3, 16-18
Dijo Jesús: «Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el
que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su
Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.»
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.»
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
El Dios Padre, a quien
con toda justicia se le puede cantar: «Bendito seas en el
trono de tu reino, aclamado por encima de todo y exaltado eternamente» (Sal), envió a su Hijo a hacerse uno de nosotros no «para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él» (Ev), porque «es un Dios compasivo y bondadoso» (1L), y nos invita, con la fuerza del Espíritu Santo que derramó en
nosotros, a corregir el mal que quiere predominar en nuestro mundo, siguiendo
sus enseñanzas: «Alégrense, trabajen
para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz.
Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes» (2L) y el mundo será un mejor lugar para todos. Así sea.
Mirando al futuro próximo con Dios en el
corazón.
Para conocer a Jesús y su mensaje tal vez
sería necesario comenzar por reflexionar estos dos versículos que nos presenta
el evangelio de este día.
O, yendo más allá, nos arriesgamos a decir
que se puede desconocer toda la Biblia, pero comprender estos ya sería
suficiente.
En esta ocasión, cuando estamos aún en medio
de la terrible pandemia que azota a nuestro planeta desde hace demasiado
tiempo, queremos compartir un poema de alguien que parece entender que «Dios amó tanto al mundo» que
no le envió plagas, sino a su propio Hijo «para que el mundo se salve por él».
Y, debido a eso, dejándose inspirar por sus enseñanzas y de la mano del
Espíritu de todo lo bueno, escribió lo siguiente:
Cuando la tormenta pase
y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.
(Autor: Alexis Valdés)
Nos enseñaste, Señor, que el sueño de tu Padre
-su Reino lo llamabas- era un mundo más plenamente humano y, por lo mismo, más
feliz que el que vamos construyendo. Te pusiste a nuestra disposición, dándonos
tu Espíritu para guiarnos en ese camino. En este tiempo tenemos la posibilidad
de meditar y corregir lo que hemos hecho mal. Que sepamos hacerlo. Así sea.
Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, encontrar
tu camino también en las tremendas dificultades que vivimos, sabiéndonos
acompañados por el Dios Vivo,
Miguel
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