miércoles, 31 de marzo de 2021

Regalar los frutos de nuestra fe a los demás

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR

Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo

4 de Abril de 2021

Domingo de Pascua de Resurrección

 

Lecturas de la Misa:

Hechos 10, 34. 37-43 / Salmo 117, 1-2. 16-17. 22-23 Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él / Colosenses 3, 1-4

 

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     20, 1-9


    El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
    Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

 

MEDITACIÓN                                                                                                             

Este es el gran día de la victoria definitiva contra lo que hasta entonces parecía definitivo: la muerte. «Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos» (Sal). Y la “prueba” que tenemos de esto es, paradójicamente, el sepulcro vacío, sumado a que «según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos» (Ev). La otra prueba es el testimonio de los creyentes: «Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara […] a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de su resurrección. […] Y nos envió a predicar al pueblo» (1L). Este es, además, un gran día para nosotros, porque conlleva una promesa: «Ya que ustedes han resucitado con Cristo […] ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria» (2 L). ¿Mostraremos nuestra alegría o permitiremos que quienes nos rodean vean en nosotros que es sólo un día más?

O, si no, ¿para qué sirve creer en la Resurrección?

¡Llegó la fecha!

Es tiempo de celebrar el acontecimiento más importante de nuestra fe.

En realidad, la vida cristiana completa debiese ser un constante celebrarlo, pero, humanamente, necesitamos fijar fechas en el calendario para resaltar distintos eventos. Para eso es muy importante el tiempo de Cuaresma y el posterior periodo de Pascua.

Este día celebramos, entonces, que la vida generosamente solidaria y fraternal de Jesús fue confirmada como correcta por el Padre, ya que, se nos dice: «lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos» (Hech 13,29-30). Y esto de una vez y para siempre.

¿Qué implica esto?

Que creer en la resurrección de Jesús es saber que el mal no es tan poderoso como parece. Y como intenta convencernos que es. Porque el amor es más fuerte que la muerte;

Que creer en la resurrección de Jesús es, también, confiar en que Dios no se cansa, no se desanima ni se deja vencer por las dificultades; y

Que creer en la resurrección de Jesús es comprender que sus palabras y su ejemplo no quedan como en un libro de historia, sino que siguen actuando entre nosotros, ya que le creemos a su promesa: «yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo» (Mt 28,20)

Pero el cristianismo no es -o no debiese ser, al menos- una creencia para guardarla en una “cajita” dentro del propio corazón. Su vocación es universal: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación» (Mc 16,15).

¿Cuál Buena Noticia? Precisamente, la de la Resurrección y el efecto que esta tiene o puede tener para todos.

Por lo tanto, corresponde preguntarnos: ¿de qué podría servirles a nuestros hermanos de humanidad que tengamos estas convicciones acerca de la Resurrección?

Siendo coherentes con estos argumentos y con todo el mensaje de Jesús, nos atrevemos a afirmar que serviría si:

En medio de un mundo que parece fomentar la angustia, el abatimiento, la desconfianza y la decepción, los hijos de la resurrección (Lc 20,36) fuésemos los necesarios generadores de esperanza;

En medio de un mundo donde parecen reinar los injustos, repartiendo pesares y males a tantos,


fuésemos los que trabajáramos y lucháramos por lograr Vida buena, plena, digna y justa para todos los hijos del mismo Dios;

Y que…

En un mundo donde hay demasiados motivos para la tristeza, nos sintiésemos invitados a hacer de la propia existencia un generador de buenas noticias (que eso significa evangelio, recordemos), según el modelo del ahora resucitado, para irradiar alegría y que florezcan y brillen más las sonrisas.

 

A nuestro mundo le falta más paz, más amor y más alegría, Señor. Haz que traduzcamos nuestra fe en ti hacia proyectos o actitudes personales que lleven la marca de la Buena Noticia de la Resurrección a todos nuestros hermanos, para darle más plenitud a las existencias de todos. Así sea.

 

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, lograr que nuestra fe en el poderoso acontecimiento de la Resurrección se traduzca en acciones que sirvan a otros,

Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Servir para ser cristianos

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 22 de Septiembre de 2024                          ...