miércoles, 22 de septiembre de 2021

Para que el mundo crea

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR

Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo

26 de Septiembre de 2021                                       

Domingo de la Vigésimo Sexta Semana Durante el Año

 

Lecturas de la Misa:

Números 11, 16-17. 24-29 / Salmo 18, 8. 10. 12-14 Los preceptos del Señor alegran el corazón / Santiago 5, 1-6

 

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     9, 38-43. 45. 47-48


    Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros».
    Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
    Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
    Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
    Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno.
    Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

Palabra del Señor.

 

MEDITACIÓN                                                                                                             

Durante la historia han existido permanentemente quienes «han condenado y han matado al Justo, sin que él les opusiera resistencia» (2L). En esas ocasiones ha hecho falta que «todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu» (1L), para que hiciesen ver la injusticia cometida, aunque les pareciera que no tenían suficiente relevancia, pero sabiendo que «el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple» (Sal), de tal manera que cualquier creyente pueda ser capaz de hacer y decir justicia de parte de Dios. Sin embargo, pocos seguidores de Jesús han estado a la altura, con lo que han logrado «escandalizar a los pequeños que tienen fe» (Ev) y a muchos otros que no la tienen y, debido a esta inconsecuencia, entre otras, tampoco la tendrán.

Una responsabilidad que no nos hemos tomado demasiado en serio.

Fariseo significa “separado” (de los demás; de quien «no es de los nuestros», de los que no son o no piensan como nosotros; y en el caso puntual de ellos, “de los que no son tan puros y perfectos en el seguimiento de la ley divina como nosotros”).

Nadie quiere heredar ese nombre, porque los evangelios son claros en que no contaban con la aprobación de Jesús. Y, sin embargo, es casi parte del ser de cualquier iglesia, congregación o comunidad religiosa de cualquier denominación.

Porque es parte, también, de la forma cómo nos organizamos los grupos humanos, habitualmente: buscando resaltar nuestras diferencias más que explorar en aquello que nos uniría a otros. Debido a eso existen tantos partidos (partes), grupos, asociaciones. Nada de eso sería malo si no fuera porque las organizamos en contra de otros, en vez de -lo que sería más virtuoso- intentar aportar algo que hace falta para complementar la inmensa riqueza variada de ideas y opciones humanas (aunque nuestros estatutos digan formalmente que para eso nacimos).

Y, lamentablemente, arrastramos esa costumbre a la forma de agruparnos en torno a una fe.

Probablemente existe alguna explicación desde la sicología para esto: cierta sana inseguridad, proveniente del íntimo saber que es posible que nos equivoquemos, la encubrimos con dogmatismo y exclusión de los que no creen exactamente igual.

Y eso es patológico, por más arraigado por siglos que esté, por más que grandes personajes lo digan o lo hagan, por más que ya sea parte de la identidad de nuestra religiosidad.

¿Qué dice nuestro Maestro de esto?

No encontraremos en los evangelios enseñanzas suyas contra las formas de pensar o creer de otros. Sí contra sus actitudes, cuando estas significaban una carga esclavizadora para otros, especialmente los más humildes, quienes, en su sencillez, confiaban en la supuesta sabiduría de los hombres de la religión.

En este fragmento del evangelio lo resalta con estas iluminadoras palabras al respecto: «el que no está contra nosotros, está con nosotros». Es decir, podríamos entender que quien no se oponga a nuestra forma de amar y servir a nuestros hermanos, hijos del mismo Padre Dios, está en la misma tarea que nosotros… aunque crea que no cree, o aunque crea lo que crea.


Esto es tan importante tenerlo presente desde la fe, ya que, en otro momento, el Maestro señala: «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste» (Jn 17,21).

Si nos damos cuenta, ser “uno” no significa ser iguales (eso es imposible; parte de la maravilla de la Creación es que somos todos distintos, pero complementarios). La manera que propone Jesús es como él y el Padre, que son distintos, pero están unidos en la forma de amar, en la dedicación a amar, en privilegiar amar.

Pero lo que los cristianos, en general, menos hacemos es intentar unirnos, en aquello que tenemos en común, o lo que debiese ser común a todos, que es amarnos como el Maestro del amor, quien llegó a afirmar: «En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros» (Jn 13,34-35).

Y, como nos es tan difícil, el mundo no cree.

Ni más ni menos.

 

Nos conoces tan bien, Señor, que no necesitamos contarte cuánta distancia hay entre nuestro sincero deseo de darte a conocer a todo el mundo y las formas que, a nuestro pesar, obstaculizan esto mismo. No dejes de enseñarnos misericordiosamente cómo enmendar el camino. Así sea.

 

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, aprender la unidad, olvidar la discordia y la búsqueda de diferencias,

Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Servir para ser cristianos

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo 22 de Septiembre de 2024                          ...