miércoles, 27 de octubre de 2021

¿Cómo llegar al corazón de Dios?

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR

Meditación sobre el Evangelio del próximo Domingo

31 de Octubre de 2021                                             

Domingo de la Trigésima Primera Semana Durante el Año

 

Lecturas de la Misa:

Deuteronomio 6, 1-6 / Salmo 17, 2-4. 47. 51 Yo te amo, Señor, mi fortaleza / Hebreos 7, 23-28

 

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     12, 28-34


    Un escriba se acercó y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?»
    Jesús respondió: «El primero es: "Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas". El segundo es: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay otro mandamiento más grande que estos».
    El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que Él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios».
    Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios».
    Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.

 

MEDITACIÓN                                                                                                             

No se sabe si era auténtica la preocupación del escriba, estaba poniendo a prueba a este predicador desconocido en la capital o simplemente la pregunta nació del gusto por conversar este tipo de temas. El caso es que Jesús dio la respuesta que todo judío sabe y repite tres veces al día desde niño: «Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas», que son «los preceptos y las leyes que el Señor, su Dios, ordenó que les enseñara a practicar» (1L). Corazón, alma, espíritu, fuerza pretende significar que, con todo lo que se es y se tiene, brote de nosotros un «Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador» (Sal). Pero Jesús añade a éste un segundo mandamiento: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», vinculándolos tan hondamente que señala «No hay otro mandamiento más grande que estos» (Ev). Él mismo ha dado el ejemplo amando tanto a Dios que lo llamaba y enseñaba a llamarlo Padre y amándonos hasta dar la vida y aún después de su Resurrección, «ya que vive eternamente para interceder» (2L) por nosotros.

La respuesta es sabida, pero…

Puede ser muy esclarecedor para comprender lo esencial del mensaje de nuestro Maestro por los caminos del existir en sintonía con el amor de Dios, contrastar el pasaje del evangelio que se nos presenta hoy con otro bastante semejante.

Contextualicemos un poco, antes de comparar.

Recordemos que el tiempo y el pueblo en que vivió Jesús estaban profundamente imbuidos por la relación que comprendían conjuntamente que debían tener con Dios.

Entonces, poder comprender la manera correcta de vivir la religión era una inquietud constante, para poder discernir la mejor forma de relacionarse con el Altísimo: ¿Cómo llegar al corazón de Dios?

El Nazareno se había ido dando a conocer como un hombre de Dios que «les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas» (Mc 1,22), por lo que su opinión era importante para guiar los pasos de quien quiera «heredar la Vida eterna» (Mc 10,17), como le llama alguien.

A esa persona, el Maestro lo invita a cumplir los Mandamientos. Pero lo llamativo es que, cuando los enumera, se salta intencionadamente los primeros, los relativos a la relación, precisamente, con Dios: «No tendrás otros dioses delante de mí […] No te postrarás ante ellas [las imágenes], ni les rendirás culto […] No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios […] el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios» (Ex 20,3-10)

Es decir, los da por obvios: sin estos, ¿qué sentido tiene querer saber sobre los caminos de la fe?. Pero resalta, más bien, en esa ocasión, aquellos que la experiencia demuestra que no son tan evidentes: los relacionados con el prójimo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre» (Mc 10,19)


En la respuesta que se le pide en el evangelio para este día, «¿Cuál es el primero de los mandamientos?», es decir, cuál es el principal de todos, da un paso más y vincula íntima y profundamente estas dos vertientes de la voluntad expresada por el mismo Creador, mediante el gran denominador común que es el amor.

Si se quiere acceder a la Vida plena, según el plan Dios, hay que amarlo profunda y eficazmente. Y para hacer evidente ese cariño al Padre Bueno, la forma de manifestarlo es dándose a los demás, sus hijos. Porque «¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?» (1 Jn 4,20)

Amar a Dios y al prójimo. «No hay otro mandamiento más grande que estos». Ambos juntos.

Si logras entenderlo y tratar de vivirlo así, «Tú no estás lejos del Reino de Dios».

Palabra de nuestro Maestro.

 

Nos has enseñado toda la vida y de distintas maneras lo esencial del mensaje de Dios, Señor. Y, sin embargo, parecemos seguir permanentemente desorientados, preguntando por recetas. Sigue teniéndonos paciencia y guiándonos por los caminos hacia el Reino del amor, hacia el Padre. Así sea.

 

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, aprender a vivir el mandamiento que mejor nos hace: amar siempre y a todos, cada vez más y cada vez mejor,

Miguel.

 

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