29 de mayo de 2013
Miércoles de la Octava Semana del Tiempo
Común
Lecturas:
Eclesiástico 36, 1.
4-5. 10-17 / Salmo 78, 8-9. 11.13 ¡Apiádate de tu pueblo, Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 32-45
Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a
sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo.
Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a
suceder:
«Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los
sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los
paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y
tres días después, resucitará.»
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le
dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.»
Él
les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?»
Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu
izquierda, cuando estés en tu gloria.»
Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo
beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?»
«Podemos», le respondieron.
Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y
recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi
izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes
han sido destinados.»
Los
otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera
gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos
les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario,
el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser
el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no
vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una
multitud.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Los
días anteriores el tema era la posesión de bienes materiales. Hoy, el poder. En
ambos casos, Jesús, receta lo mismo: humildad.
Ni
tener mucho dinero, ni tener altas jerarquías da la verdadera felicidad.
El
organigrama del Reino es absolutamente inverso al de nuestro mundo: «el que quiera ser grande, que se haga
servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de
todos», al contrario de éste, donde es más importante tener (mucho: bienes
y poder) que ser (persona, humanamente digna). Por seguir esa escala de valores
perversa hay tanta enfermedad del alma, tanta tristeza, angustia e ira por las
calles de nuestras ciudades.
Hacen
falta creyentes en el Señor Jesús y en sus valores del Reino, para que
convenzan cada vez a más hermanos y hermanas de cuál es el camino verdadero a
la vida en abundancia; la única abundancia que se va con nosotros cuando
partimos de este mundo: de paz, amor y alegría.
«Ten piedad, Señor,
del pueblo que es llamado con tu Nombre» (1L): cristianos. Perdona
tantas faltas a la esperanza y al amor. Danos la fuerza de los ungidos por tu
poder para realizar eso que sabemos que es lo correcto y que es tu santa
voluntad, Señor Bueno. Así sea
Habitados por el
Dios-Comunidad para llenar el mundo de su Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario