14 de enero de 2014
Martes de la Primera Semana Durante el Año
Lecturas:
I Samuel 1,
10-20 / Salmo 1Sam 2, 1. 4-8 ¡Mi
corazón se regocija en el Señor!
EVANGELIO
Jesús entró a Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la
sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque
les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y
había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a
gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con
nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El
espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese
hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto?
¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus
impuros, y estos le obedecen!» Y su fama se extendió rápidamente por todas
partes, en toda la región de Galilea.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Ha
comenzado el camino misionero del Nazareno.
Y
su fe es tan grande que «Enseña de una
manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos
le obedecen».
Es
el poder de los ungidos, los cristos, los cristianos.
Es
el poder que tienes, o mejor, que tienes junto a los que creen: el poder de
cambiar el mundo en uno más humano.
No
te dejes robar la esperanza. No se dejen robar la esperanza.
Que tus enseñanzas, llenas de autoridad,
Señor, penetren la coraza de nuestro egoísmo e indiferencia, para que provoquen
los cambios que esperas en esta humanidad que sueña y necesita la felicidad.
Así sea.
Creciendo en la
justicia, como hijos del Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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