15 de enero de 2014
Miércoles de la Primera Semana Durante el Año
Lecturas:
I Samuel 3,
3-10.19 / Salmo 39, 2.5. 7-10 ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
1, 29-39
Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de
Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la
tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso
a servirlos.
Al
atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y
endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a
muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios;
pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era Él.
Por
la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar
desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y
cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando».
Él
les respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones
vecinas, porque para eso he salido». Y fue predicando en las sinagogas de toda
la Galilea y expulsando demonios.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Es
interesante y bello este pequeño pasaje.
Jesús
tenía plena conciencia de la urgencia de su misión, la que debía ir a todas
partes, sin quedarse en ninguna, de manera de alcanzar a la mayor cantidad de
personas posibles, «porque para eso he salido»
Sin
embargo, no deja de lado las relaciones interpersonales. En este caso, lo vemos
yendo con un par de amigos a visitar a otros. En otros, lo vemos compartiendo
en cenas y fiestas.

Por
cierto, esto ha hecho muy poco atractiva la perspectiva de seguir su caminar
para muchos. Y, lo que es peor, la ha falseado, como vemos en este evangelio y
muchos otros episodios de su vida.
Se
es cristiano con la vida completa, incluyendo las convivencias y las naturales
relaciones con los demás.
Que
sepamos discernir lo importante de lo necesario, Señor, para no torcer, por una
errónea comprensión, tu voluntad de alegría para todos y en todo. Así sea.
Creciendo en la
justicia, como hijos del Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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