11 de enero de 2014
Sábado después de Epifanía
Lecturas:
I Juan 5,
14-21 / Salmo 149, 1-6. 9 El
Señor tiene predilección por su pueblo
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
3, 22-30
Después de esto, Jesús fue con sus discípulos
a Judea. Permaneció allí con ellos y bautizaba.
Juan seguía bautizando en Enón, cerca de
Salim, porque había mucha agua en ese lugar y la gente acudía para hacerse
bautizar.
Juan no había sido encarcelado todavía.
Se originó entonces una discusión entre los
discípulos de Juan y un judío, acerca de la purificación.
Fueron a buscar a Juan y le dijeron:
"Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán y del que tú has
dado testimonio, también bautiza y todos acuden a él".
Juan respondió: "Nadie puede atribuirse
nada que no haya recibido del cielo.
Ustedes mismos son testigos de que he dicho:
'Yo no soy el Mesías, pero he sido enviado delante de él'.
En las bodas, el que se casa es el esposo;
pero el amigo del esposo, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al
oír su voz. Por eso mi gozo es ahora perfecto.
Es necesario que él crezca y que yo
disminuya.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Ayer
meditábamos en la humildad de Jesús. El texto de hoy nos hace notar que el
atributo no era exclusivo suyo, sino es una actitud propia de todos los que
creen y viven el Evangelio.
Juan,
el Bautista, era conocido, admirado y seguido antes de la aparición del Nazareno.
Pero él no tiene interés en sobresalir más allá de sus acciones, ya que sentía que
estaban en sincera y fiel obediencia a Dios. Además, comprende que lo que está
realizando Jesús también viene del cielo. Más aún, entiende que lo que había
hecho hasta entonces era sólo preparación a esto. Por eso, valientemente
reconoce: «Es necesario que él crezca y
que yo disminuya».
Es
que si es necesario para que nuestras obras destaquen, intentar opacar o
destruir la de otros, no son tan sólidas, ni tan buenas…
«Tenemos plena
confianza de que Dios nos escucha si le pedimos algo conforme a su voluntad» (1L). Padre, haznos más
semejantes en sentimientos y acciones al Bautista, para que seamos precursores
de Jesús ante los demás. Así sea.
Tratando de
ayudar a descubrir al Dios de la Paz, el Amor y la Alegría que se manifiesta en
lo pequeño,
Miguel.
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