18 de marzo de 2014
Martes de la Segunda Semana de Cuaresma
Lecturas:
Isaías 1, 10.
16-20 / Salmo 49, 8-9. 16-17. 21. 23 Al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
23,
1-12
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
«Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de
Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen
por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen
sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni
siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las
filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros
puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser
saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar
"maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son
hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino
uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores",
porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga
servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se
humilla será ensalzado.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Quién
podría decir que no le agradan los homenajes y las alabanzas?
Hay
que tener cuidado, sí, con la tentación de creerse más o mejor permanentemente
y en todo. Porque nadie es así. Y quien ande por la vida aparentando que lo es,
lo más probable es que se llevará muchas burlas.
Por
eso, el consejo cariñoso del Maestro, por nuestro bien y la salud de nuestro
espíritu, es practicar la humildad, ya que, además, se obtienen mejores
resultados con respecto a los demás.
Y,
sin duda, se hace más cercano al estilo de vida que espera el Maestro, el único
auténtico, y el único que guía a la Vida eterna, que es una vida buena y plena
hoy y cada día.
Señor,
danos el espíritu adecuado para hacernos servidores de nuestros hermanos a
semejanza tuya. Por nuestro propio bien y el de quienes nos rodean. Así sea.
Transfigurándonos,
mediante la conversión, hacia el camino de la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,
Miguel.
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