19 de marzo de 2014
San José, Esposo de la Virgen María
Lecturas:
II Samuel 7, 4-5.
12-14. 16 / Salmo 88, 2-5. 27. 29 Su descendencia permanecerá para siempre / Romanos 4, 13.16-18.22
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
1,
16. 18-21. 24
Jacob fue padre de José, el esposo de María,
de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo:
María, su madre, estaba comprometida con José
y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del
Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería
denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor
se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a
María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu
Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él
salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del
Señor le había ordenado.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Un
grande de la historia contemporánea hizo famosas estas palabras: “Sueño que un
día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los
hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de
la hermandad. […] Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el
cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su
personalidad”.
Una
bala asesina cortó la vida de Martin Luther King unos años después de este
discurso que ya
entró en la historia mayor de la dignidad humana. Sin embargo,
su sueño, cinco décadas después sigue vivo.
Los
grandes soñadores son personas que buscan hacer realidad empresas aparentemente
imposibles, como sucedió con el reconocimiento de la igualdad fundamental de
cada persona que tenía aquel valiente pastor bautista.
Hoy
recordamos a otro soñador: uno que espera que el hijo de su mujer, María, salve
a su Pueblo. Y orientará su vida para aportar en lo que sea necesario para que
esto así ocurra.
Que
no temamos soñar, Señor, y menos aún, nos venza el miedo de realizar los sueños
que tú nos inspiras para hacer mejor nuestro mundo. Así sea.
Transfigurándonos,
mediante la conversión, hacia el camino de la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,
Miguel.
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