29 de Agosto de 2015
Sábado de la Vigésima Primera Semana Durante
el Año
Lecturas:
Tesalonicenses 4, 9-11
/ Salmo 97, 1. 7-9 ¡El Señor viene a gobernar la tierra!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos
esta parábola:
El Reino de los Cielos es
también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les
confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un
tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había
recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la
misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo,
hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo,
llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido
los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. «Señor, le dijo, me
has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado.» «Está
bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en
lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor.»
Llegó luego el que había
recibido dos talentos y le dijo: «Señor, me has confiado dos talentos: aquí
están los otros dos que he ganado.» «Está bien, servidor bueno y fiel, ya que
respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar
del gozo de tu señor.»
Llegó luego el que había
recibido un solo talento. «Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente:
cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve
miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!» Pero el señor le
respondió: «Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he
sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero
en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle
el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y
tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen
afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar
de dientes.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Un talento
era una moneda de uso comercial en los tiempos de Jesús. Equivalía a
aproximadamente 6.000 denarios, o sea lo correspondiente al sueldo de un
trabajador por seis mil días de trabajo… Era mucho dinero.
Esta
parábola es la causante de que hoy la palabra sea sinónimo de capacidades.
El Reino
sería como esos dones que el Padre, por amor, ha puesto en nosotros, recordando
que «Dios mismo les ha enseñado a amarse los unos a los otros» (1L) para que
éstos produzcan más amor, para que produzcamos más amor.
Como no
hemos debido hacer ningún esfuerzo para tener la capacidad de amar, debiésemos
esforzarnos por vencer el egoísmo que quiere anularnos y el individualismo que
predica la cultura en la que vivimos, para que no enterremos esos talentos
maravillosos.
Que
queramos, que nos esforcemos, que nos atrevamos a multiplicar nuestros talentos
de vida buena, nuestra capacidad de amar, para hacer felices y ser felices
nosotros, también, Señor. Así sea.
Alimentándonos de las palabras de Vida
eterna que llenan al mundo de Paz, Amor y Alegría,
Miguel
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