20 de marzo de 2014
Jueves de la Segunda Semana de Cuaresma
Lecturas:
Jeremías 17,
5-10 / Salmo 1, 1-4. 6 ¡Feliz
el que pone en el Señor toda su confianza!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
16,
19-31
Jesús dijo a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de
púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta,
cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo
que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles
al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los
tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para
que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas
llamas me atormentan."
"Hijo mío, respondió Abraham, recuerda
que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora
él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y
nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí
hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta
aquí."
El rico contestó: "Te ruego entonces,
padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos:
que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de
tormento."
Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a
los Profetas; que los escuchen."
"No, padre Abraham, insistió el rico.
Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán."
Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés
y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se
convencerán."»
Palabra del Señor.
MEDITACION
La
antigua fórmula penitencial dice “he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra
y omisión”. Éste último es el pecado que provocó que el rico fuese al lugar de
tormento: el problema no es lo que hizo, sino lo que dejó de hacer.
Sucede
que Dios no comprende al ser humano aislado de otros: Él pregunta a unos por
los otros (cf Gn 4,9); Jesús crea una comunidad donde
compartir y desde la cual llevar a cabo su ministerio; y el Espíritu Santo es
derramado a una asamblea en actitud de comunión (cf Hch
1,14; 2,1).
La
indiferencia es tanto o más grave que ejecutar acciones que afecten a los
demás, porque conlleva un desprecio que es deshumanizador, así que no es excusa
no haber visto al hermano.
Que
tengamos los sentidos alertas para ver y socorrer al hermano necesitado de pan
y de amor, Señor. Así sea.
Transfigurándonos,
mediante la conversión, hacia el camino de la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,
Miguel.
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