8 de Agosto de 2015
Sábado de la Décimo Octava Semana Durante el Año
Lecturas:
Deuteronomio 6, 4-13
/ Salmo 17, 2-4. 47. 51 ¡Yo te amo, Señor, mi fuerza!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 17, 14-20
Un hombre se acercó a Jesús y,
cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico
y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo
llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron sanar.»
Jesús respondió: «¡Generación
incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré
que soportarlos? Tráiganmelo aquí.» Jesús increpó al demonio, y este salió del
niño, que desde aquel momento, quedó sano.
Los discípulos se acercaron
entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos
expulsarlo?»
«Porque ustedes tienen poca
fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza,
dirían a esta montaña: "Trasládate de aquí a allá", y la montaña se
trasladaría; y nada sería imposible para ustedes.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Nadie que
tenga fe de verdad andaría jugando a trasladar las montañas de lugar.
Pero quien
tuviese fe de verdad, y tratara seriamente que ésta se manifieste en su vida,
cambiaría (poco a poco, cada vez mejor) la roca del corazón que le impide amar
generosa y solidariamente a todos sus hermanos.
El Gran
Mandamiento dice «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con
todas tus fuerzas» (1L), pero eso
se comprueba amando y haciéndonos prójimos de todos quienes necesitan algo de
nosotros (cf. Lc 10,25-37).
Porque la
fe sin obras está muerta (Stgo 2,17).
Y una fe
muerta no mueve ni una mota de polvo; mucho menos una montaña…
Señor, ten
piedad de nosotros, también, que nos decimos cristianos, seguidores tuyos y se
nos nota tan poco. Perdón, Señor.
Alimentándonos,
con el corazón lleno Paz, Amor y Alegría, del ejemplo generoso de quien es el
Pan de Vida para todos,
Miguel
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