7 de Agosto de 2015
Viernes de la Décimo Octava Semana Durante el Año
Lecturas:
Deuteronomio 4, 32-40
/ Salmo 76, 12-16. 21 ¡Recuerdo las proezas del Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 24-28
Entonces Jesús dijo a sus
discípulos:
El que quiera seguirme que
renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera
salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la
encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?
¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre
vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a
cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están
aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su
Reino.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Sí. Es
verdad lo que algunos repiten muchas veces: la vida es corta.
Lo que no
lo es, desde la perspectiva de Jesús –me parece- es la consecuencia que sacan
de esa afirmación.
Generalmente
dan por supuesto que eso significa una especie de “chipe libre” para hacer lo
que se venga en ganas.
Eres libre.
Puedes hacerlo sin necesidad de excusas.
Sin
embargo, quienes intentamos dejarnos guiar por el Maestro de la Vida eterna,
entendemos que eso significa que hay que aprovecharla al máximo para darle un
sentido que le sirva a otros, lo que, al momento del último balance, nos hará
sentirnos plenos.
Por eso, es
tan precisa la pregunta: «¿De qué
le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?», porque
se puede conseguir todo lo que el capricho exija y llegar a ser finalmente un/a
miserable.
Sin embargo, no hay quien haya “perdido” su vida, gastándola en amar, y
no llegue al momento de entregarla definitivamente rodeado/a del cariño que
será la forma en que le hagan notar que su vida tuvo sentido.
Que nos
arriesguemos más a vivir a tu manera, Señor, para encontrar la plenitud
auténtica para nosotros y para todos. Así sea.
Alimentándonos,
con el corazón lleno Paz, Amor y Alegría, del ejemplo generoso de quien es el
Pan de Vida para todos,
Miguel
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