3 de Agosto de 2015
Lunes de la Décimo Octava Semana Durante el Año
Lecturas:
Números 11, 4-15
/ Salmo 80, 12-17 ¡Escuchemos la voz del Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 13-21
Al enterarse de la muerte de
Juan el Bautista, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a
solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando
desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a
los enfermos.
Al atardecer, los discípulos
se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde;
despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»
Pero Jesús les dijo: «No es
necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»
Ellos respondieron: «Aquí no
tenemos más que cinco panes y dos pescados.»
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la
multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos
pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los
panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse
y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron
fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Jesús,
hombre sensible como era, necesitó alejarse del ajetreo «al enterarse de la
muerte de Juan el Bautista», a quien
respetaba y quería.
Probablemente, la situación injusta cómo sucedió todo con respecto a él,
además, le hizo reflexionar muchas cosas; entre ellas, su propio ministerio.
Pero no tuvo mucho tiempo para eso: una vez más, tuvo que postergarse a
sí mismo, porque no sabía no compadecerse cuando veía a las multitudes ansiosas
que lo seguían.
Y los sanó y los alimentó…
Cuando se
trataba de alguien que lo necesitara, su prioridad era servir.
Que podamos
aprender e intentar imitar esa disposición permanentemente generosa que tenías,
Señor, para que probemos la vida en abundancia que nos trajiste. Así sea.
Alimentándonos,
con el corazón lleno Paz, Amor y Alegría, del ejemplo generoso de quien es el
Pan de Vida para todos,
Miguel
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